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Ricardo Flores Magón nació en Eloxochitlán, Oaxaca el 16 de Septiembre de 1873 y murió el 20 de Noviembre de 1922 en la prisión de Leavenworth, Estados Unidos.
En su infancia creció en la Sierra Mazateca y a la edad de 8 años emigró con su familia a la Ciudad de México, en donde realizó estudios de bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria y superiores en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
En 1882 participó en algunos movimientos estudiantiles que se oponían a la reelección de Porfirio Díaz. En 1900 fundó el periódico Regeneración, principal medio periodístico que denunciaba los actos de corrupción y el abuso de poder por parte del régimen porfirista. En 1906 fundó junto con Librado Rivera, Juan Sarabia, su hermano Enrique Flores Magón y otros, el Partido Liberal Mexicano (PLM). Fue el principal precursor intelectual de la Revolución Mexicana, sus ideas y el PLM tuvieron gran influencia en las huelgas de Cananea y Río Blanco sucedidas en el año de 1906 y 1907, respectivamente.
Les compartimos el siguiente penamiento publicado en su periódico Regeneración.
16 de Septiembre de 1810
Los pueblos dignos, no pueden soportar cadenas. Cuando los déspotas oprimen, los pueblos parece como que se conforman con la opresión, pero en realidad, en los cerebros germina, inconscientemente, la noción de algo que se opone a la opresión, de algo que está en abierta pugna con la tiranía, y ese algo imposible de definir cuando está en embrión, se encandece en todos los cerebros cuando una voluntad superior lanza potente y viril la idea redentora.
Hidalgo fue la voluntad viril que difundió la idea de nuestra independencia que alumbró todas las inteligencias y tuvo eco simpático en los pechos de los buenos mexicanos. La idea prospero, porque los pueblos dignos no pueden soportar cadenas, no pueden ser esclavos y estallan, y en su explosión arrastran los viejos solios de los déspotas.
El poder del pueblo no puede ser avasallado por nadie. La tiranía más ruda y feroz tiene que someterse a la voluntad del pueblo porque el pueblo es el soberano. Y cuando los tiranos se oponen a que el pueblo haga su voluntad; cuando poseídos los césares de un delirio enorme de poderío y grandeza, se atreven, en su locura, a contrariar las aspiraciones populares, los cetros son destrozados y hechos astillas los tronos, irguiéndose sobre las regias ruinas y quebrantadas cadenas, la libertad, que es la aspiración suprema de las democracias.
Regeneración, n. 54. 15 de Septiembre de 1901.