El discurso inaugural de la Universidad de México fue pronunciado por Justo Sierra el 22 de septiembre de 1910, dos meses antes del estallido de la Revolución Mexicana. En su inicio la Universidad Nacional estaría constituida por la Escuela Nacional Preparatoria y las escuelas de Jurisprudencia, Medicina, Ingeniería, Bellas Artes y Altos Estudios.
Sierra comienza el discurso afirmando que en el fondo de todo problema social o político se halla un problema pedagógico, por esta razón el papel de la escuela es hacer evolucionar la voluntad de un carácter por medio del cultivo físico, intelectual y moral del niño hasta que se convierta en hombre. En suma, de lo que se trata, en sus palabras, es de imantar de amor a los caracteres.
La relación entre la Universidad y la sociedad es fundamental para Justo Sierra por ello la actividad científica no puede alejarse de su función terrestre, no puede alejarse del pueblo que la sustenta, no puede ser indiferente a su realidad social. El objetivo es que el interés por la ciencia y por la patria se integre en el alma de todo mexicano pues no podemos olvidarnos ni de la humanidad ni de la patria.
Justo Sierra imagina a la Universidad como un grupo de estudiantes que forman una personalidad solidaria y con conciencia de su misión que al recurrir a toda fuente de cultura se propongan la nacionalización de la ciencia, la mexicanización del saber.
Nuestro filósofo hace una ruptura respecto de la Real y Pontificia Universidad de México, considera que ésta no es un antepasado de la nueva Universidad, sino el pasado. Caracteriza a la antigua Universidad como una escuela verbalizante que tenía como base de su enseñanza la escolástica, extraña a las corrientes intelectuales del Renacimiento, ignorante del movimiento social y religioso de la Reforma, como un lugar donde no pasaba el tiempo por lo que se hallaba emparedada intelectualmente; además los regentes de dicha Universidad explicaban densos problemas teológicos, canónicos, jurídicos y retóricos que ya estaban resueltos, probaban una y otra vez la proposición original, por lo que nada quedaba por hacer en materia de investigación científica. El diagnostico es tajante, La Real y Pontificia Universidad de México no logró gestar ideas propias ni actos significativos en materia intelectual por ello, para Justo Sierra, la Universidad Nacional no puede tener nada en común con aquella.
La nueva Universidad no tiene la verdad, la va buscando y definiendo; la nueva Universidad tiene encomendada la realización de un ideal político y social: democracia y libertad; la nueva Universidad no adora a una Atenea sin ojos para la humanidad y sin corazón para el pueblo, adora a Atenea Promakos, a la ciencia que defiende a su patria.
Colocamos un sitio donde podrán descargar el discurso completo:
Descarga el audio del Discurso Inaugural de la Universidad Nacional
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