Muere Alejandro Korn un 9 de octubre de 1936

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Alejandro Korn fue un médico, filósofo, maestro y político argentino. Su obra tiene una gran trascendencia dentro del pensamiento argentino y latinoamericano. Nació el 3 de mayo de 1860 en San Vicente, Buenos Aires; y  murió en La Plata, el 9 de octubre de 1936. Sus padres fueron Adolfo Korn y María Verena Meyer, de Prusia y de Suiza respectivamente.
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En el año de 1897 dirigió el Hospital de Alienados de Melchor Romero. Luego, en 1906, consigue ser suplente de una cátedra de Historia de la filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires; y tres años después adquiere la titularidad de la cátedra. En 1916 se dedica de lleno a la reflexión filosófica, al jubilarse del Hospital de Alienados de Melchor Romero, a los 56 años de edad. Y al año siguiente ingresa a la Academia de Filosofía y Letras.
Su primer trabajo fue un artículo denominado Incipit vita nova. Ahí realiza una crítica al positivismo por ser una corriente filosófica incapaz de justificar una ética. La importancia del artículo radica en inaugurar la reflexión filosófica del autor, y en ser uno de los primeros pensadores argentinos en realizar una crítica al positivismo.
En el año de 1922 escribe La libertad creadora, una de sus obras más conocidas; en ella expone algunas de sus inquietudes respecto a la importancia del conocimiento, y algunas ideas sobre la libertad.
Posteriormente en el año de 1924 y 1926, escribe Esquema gnoseológico El concepto de la ciencia; en estas obras se enfoca en pensar lo que es la ciencia. Estas reflexiones son importantes si atendemos al contexto positivista del momento; es decir, la reflexión de Alejandro Korn intenta redefinir la ciencia desde un marco que ya no es positivista. Para Korn, el alcance de la investigación científica es limitada, pues a ella escapan ciertos fenómenos:
¿Qué es lo que ocurre, que no puede ser encerrado en las fórmulas matemáticas de la ciencia? ¿Cuál es el factor rebelde que se encuadra en el mecanismo universal? El yo, el sujeto, la personalidad humana.1
Su Axiología, escrita en 1930, es considerado como uno de sus trabajos filosóficos mejor elaborados. Para Korn, en este libro, los resultados científicos no permanecen, para los sujetos como puro dato o contenido, sino que son interpretados y valorados por el sujeto. Estas valoraciones son importantes en la medida en que constituyen herramientas para la emancipación o la libertad humana. También dentro de esta obra encontramos reflexiones sobre la naturaleza de la valor:
Pero ya ha de haber estallado la irrupción de algún alma azorada: «¡Entonces nos quedamos sin valores fijos y obligatorios!» Y bien, nunca los ha habido; no existen. ¿No es un hecho evidente la transmutación histórica de los valores, no es un hecho la discrepancia de los contemporáneos? Cada latitud geográfica, cada grupo étnico, cada secta religiosa; cada aparcería política, cada interés gremial, postulan valores distintos. Y en el seno de toda agrupación, por homogénea que se la suponga, se hallan individuos refractarios a la valoración corriente.2
Luego, en sus Apuntes filosóficos, publicados en 1935, intenta sintetizar aquellos temas o problemas de lo ocuparon a lo largo de su vida. En el último apartado del libro realiza interesantes reflexiones sobre la acción. Piensa el filósofo argentino, que pese a las dudas que pueda generar el uso de la razón en su pretensión por tener certidumbre de la realidad, la acción es lo único que permite aterrizarnos en el mundo, despejarnos de la duda y transformar nuestro entorno.
La vida no depende de un teorema o credo; la vida es acción. Pero la acción depende de la voluntad; el hombre es responsable de sus actos; acierte o yerre, triunfe o sucumba […] El acto consumado es irreversible; ningún dios puede borrarlo; es y para siempre; por toda la eternidad se entreteje al devenir universal. 3
Ya para terminar, la importancia de Alejandro Korn radica en, al menos, tres aspectos. El primer aspecto está relacionado con la renovación que permitió, al superar las limitaciones del positivismo de su época. El segundo, tiene que ver su gran papel como educador y formador de mentes brillantes y libres, como en el caso del filósofo argentino Francisco Romero. Por último, tuvo el valor de desarrollar un pensamiento propio que se interesó y se comprometió con el hombre y su entorno. Alejandro Korn tenía la convicción de que el desarrollo de la capacidad creativa del hombre podría ser un vehículo para la libertad, entendida como «perfeccionamiento y dignificación de la condición humana».4
Entre sus obras destacamos:
  • La libertad creadora (1922)
  • Esquema gnoseológico (1924)
  • El concepto de ciencia (1926)
  • Axiología (1930)
  • Apuntes filosóficos (1935)
Bibliografía:
  • Alejandro Korn. Sistema filosófico. Editorial Nova. Buenos Aires. 1959.
  • Juan Carlos Torchia Estrada. Alejandro Korn. Profesión y vocación. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 1986.

1 Alejandro Korn. Sistema filosófico. Editorial Nova. Buenos Aires. 1959. p. 95.

2 Ibíd., p. 138.

3 Ibíd., p. 73.

4 Juan Carlos Torchia Estrada. Alejandro Korn. Profesión y vocación. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 1986. p. 21.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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