José Enrique Camilo Rodó Piñeyro nació el 15 de julio de 1871 en Montevideo, Uruguay, y murió el 1 de mayo de 1917 en Palermo, Italia. Fue un intelectual, ensayista de corte modernista, activista político y entusiasta de los estudios clásicos, considerado por muchos como maestro de la juventud latinoamericana.
Se interesó en la historia y la literatura desde 1882, cuando estudió en el Liceo Elbio Fernández y más adelante se inició en el periodismo, colaboró en la publicación “Los primeros albores”, en 1895 publicó diversos poemas y artículos en periódicos nacionales, así como ensayos de crítica literaria en la “Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales”, que él mismo ayudó a fundar junto con Martínez Vigil y Pérez Petit.
En esta revista publica los ensayos “Lo que vendrá” y “La novela nueva” que junto al artículo “La vida nueva”, publicada en 1897, constituyen un análisis y crítica de la sociedad de su época, de la llamada ‘crisis de fin de siglo’, y pretende dilucidar algunos elementos que abonan al malestar general que Rodó pensaba privaba en sus tiempos.
Nunca terminó sus estudios universitarios pero esto no le impidió el ser nombrado profesor de la Cátedra de Literatura en la Universidad de Montevideo.
Fue miembro del Partido Colorado, liderado por José Batlle y Ordoñez, en 1902 fungió como diputado por Montevideo, por parte de dicho partido, en 1905 renunciaría a causa de desacuerdos con Batlle, pero regresaría a ocupar el mismo cargo por dos periodos más en 1908.
Gran parte de sus ensayos y artículos se caracterizaron por una defensa del americanismo y una crítica a la cultura norteamericana, rasgos que cristalizaron en su famosa obra Ariel de 1900, de gran difusión no sólo dentro de Uruguay sino en toda América Latina, incluyendo México, donde dicha obra fungió como pilar e inspiración para el cenáculo cultural llamado el Ateneo de la Juventud.
Esta obra de idealismo espiritualista, dedicada a la juventud hispanoamericana, le advertía contra el utilitarismo y el nordomanía a través de los personajes shakesperianos Calibán, Próspero y Ariel, enfatizaba el poder de la educación y esbozaba un proyecto educativo basado en la cultura de los sentimientos estéticos, mientras hacia un llamado a retornar los valores propiamente humanistas.
En 1915 su salud deteriorada lo impulsa a tomar un viaje por gran parte de Europa como corresponsal de la Revista “Caras y caretas”, cosa que había querido realizar desde mucho tiempo atrás. Durante este tiempo estudia la obra de Darío, Bolívar y Montalvo, pero en 1917 lo alcanzaría la muerte en un hotel de Palermo a la corta edad de 45 años.