El 6 de julio de 1916 se conmemora la muerte del emblemático filósofo Agustín Rivera y Sanromán, quien fuera autor a lo largo de su vida de ciento ochenta obras que lo distinguirían como uno de los prolíferos escritores del México del siglo XIX.
El presbítero mexicano nace el 29 de febrero de 1824 en Lagos de Moreno, Jalisco y muere en León, Guanajuato el 6 de julio de 1916. Desde el año de 1837, en el que ingresa al Seminario de Guadalajara, sus estudios se perfilan por las humanidades, estudiando ciencias naturales, filosofía, derecho y teología, por el resto de su vida. Continúa su aprendizaje en la Universidad de Guadalajara, donde concluye la carrera de abogado; finalmente realiza estudios en el Seminario de Morelia, donde tiene como maestro al filósofo y sacerdote Clemente de Jesús y Munguía.
Los aportes al escenario cultural, político, social y religioso por parte de Rivera, se debieron a que fue un hombre multifacético: dedicó su vida a desempeñarse como historiador, polígrafo y escritor, filósofo, abogado, catedrático, teólogo y sacerdote de vocación, lo cual nunca lo caracterizó como “un escolástico tradicional y mucho menos un fanático”[1], sino al contrario, es calificado como una pensador liberal que en su pensamiento filosófico-político adopta las ideas positivistas que imperaban en el México del siglo XIX y principios del XX.
También cabe resaltar su particular interés por las culturas prehispánicas, que lo llevan al estudio de éstas en su región natal, siendo el primero en hablar de testimonios sobre culturas que habitaron la región (Jalisco), sin embargo es hasta el siglo XX cuando se comienza a explorar la zona en la que se hacen grandes hallazgos.
CEFIME
[1] Rovira Gaspar, María del Carmen (compiladora), Pensamiento Filosófico Mexicano del siglo XIX y primeros años del XX, Tomo II, UNAM, México, 1999. p. 195.