Fray Servando Teresa de Mier o José Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, fue un sacerdote católico, pensador y político novohispano nacido el 18 de octubre 1765 en la parte de la Nueva España que actualmente se conoce como Monterrey y falleció el 3 de diciembre de 1827 en la Ciudad de México. A los 16 años ingresó a la orden dominica, estudió filosofía en el Colegio Pontificio de Regina Porta Coeli, institución también dominica, donde poco después se ordenaría como sacerdote. Se doctoró en Teología por la Real y Pontifica Universidad de México.
Fue conocido por su defensa de las creencias religiosas de las culturas prehispánicas, en 1794 proclama un discurso en este tenor frente el virrey Revillagigedo y el arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta, durante la celebración de la manifestación mariana de la Virgen de Guadalupe, en que señaló el culto a esta virgen, bajo otro nombre, era anterior a la Conquista española. Una semana después el Arzobispo Núñez de Haro lo acusaría de herejía y blasfemia ante el Santo Oficio, a raíz de lo cual se le excomulgó, privó de su biblioteca personal, se le prohibió ejercer la enseñanza y realizar sermones, se le retiró su título doctoral y fue condenado a diez años de exilio en España, intentó apelar la condena dada la ilegalidad del proceso acusatorio, ya que era miembro del clero regular y no podía ser condenado por un miembro del clero secular, mucho menos ser condenado sin previo juicio.
Cumplió su condena en el convento dominico de Las Caldas en Cantabria, España, recinto del cual intentó escapar pero fue recapturado y confinado en el convento de San Francisco, en Burgos, una vez ahí presentó su caso frente al Consejo de Indias, éste fue revisado y se dictaminó no cometió herejía ni blasfemia, pero el arzobispo Núñez y Haro ejerció influencia en la decisión final de no absolverlo de los cargos.
En 1801 escapa y se resguarda en Bayona, Francia, luego en Burdeos y en París, allí abrió una academia para la enseñanza de la lengua española junto con Simón Rodríguez, y conoció a Lucas Alamán y a Alexander von Humboldt. En 1802 se une al clero secular en Roma, durante este tiempo apoyó intelectualmente la causa independentista de la Nueva España, por lo que al viajar a Madrid fue apresado y enviado al reformatorio de Sevilla, de donde escapó en 1804 y fue reapresado al poco tiempo, después de purgar su condena de tres años fungiría como prelado particular del Papa.
Participó como militar en el cuerpo de voluntarios de Valencia durante la guerra entre Francia y España, fue detenido por los franceses pero escaparía rápidamente. Se integró a la Sociedad de Caballeros Racionales y se encontraba en la corte de Cádiz cuando arribó la comisión de América, entre la que se encontraba Lucas Alamán, el cual lo invitó a las sesiones de la corte de Cádiz, poco después también asistiría a la de Londres donde colaboró junto con José María Blanco White en el periódico El español, el mismo en que también habría de participar el libertador venezolano Andrés Bello.
En Londres conoce a Xavier Mina, al que decide acompañar en su viaje a la Nueva España para abogar por su independencia, parten en mayo de 1816 y llegan a Baltimore, donde buscan el contacto con insurgentes que se encontraban en aquella ciudad, realizaron la misma tarea en Nueva York y Filadelfia. En 1817 viajarían a Soto la Marina en la Nueva España, donde Mier quedó a cargo de un campamento mientras Mina reunía apoyo, dicho campamento fue emboscado por los realistas y apresados varios hombres, entre ellos Mier que fue encarcelado en la Fortaleza de San Carlos de Perote, después en la cárcel de la Santa Inquisición en la Ciudad de México y en la Habana, de donde escaparía, huyendo a Filadelfia donde permaneció durante el resto del movimiento independentista.
En 1822 regresa a México donde es hecho prisionero de nuevo por españoles y enviado al castillo de San Juan de Ulúa, tiempo después sería liberado, pero nuevamente sería encarcelado en el convento de Santo Domingo por oponerse a la formación de un Imperio bajo el mando de Iturbide, sin embargo también escaparía de éste, su onceavo encierro, en 1823.
Poco después sería electo diputado del segundo Congreso Constituyente, mientras sostenía ideas que apoyaban la instauración de una república centralista o un federalismo moderado, y se oponía a los preceptos del Acta Constitutiva de la Federación y de la Constitución Federal de 1824. A su muerte su cuerpo velado con honores, en 1861 sería exhumado, momificado y exhibido como víctima de la Inquisición, luego sería vendido a un italiano, después de lo que se perdería la noción de su paradero.