¿Por qué hablo de filosofía mexicana?

Comentario a ¿Existe una filosofía en nuestra América? De Augusto Salazar Bondy.

Por Moisés Rodríguez Rosales.

Actualmente en México sigue habiendo una discusión en torno al papel que la filosofía mexicana tiene en la sociedad, al carácter del desarrollo filosófico en México e, incluso, al cuestionamiento de si existe una filosofía propia y, de ser así, al cuestionamiento del origen de ésta, la pregunta ¿Cuándo empezó México a tener una filosofía propia? En este contexto, un texto muy importante en esta discusión es, precisamente ¿Existe una filosofía en nuestra América?

            El texto de Augusto Salazar Bondy, publicado en 1968, hace un diagnóstico de la condición de la filosofía hispanoamericana (incluido México, por supuesto) en esos días, y, según el autor, existe, o existía, una profunda carencia cultural en esta parte del continente. El autor dice que tenemos un profundo problema de autenticidad, de inferioridad, de dependencia y de cultura.

            En el presente trabajo expondré, muy brevemente, cuál es la situación de la filosofía en Hispanoamérica según el autor; expondré las posturas que se manejan en el texto, tanto la defensa de una filosofía hispanoamericana como la defensa de la ausencia de ésta, expondré la conclusión del autor, y analizaré la validez de su postura con respecto únicamente al concepto de originalidad y la manera en que el autor maneja este concepto.

 Salazar Bondy ¿Una ausencia de filosofía?

            En la primera parte, el primer capítulo, Salazar Bondy explica que su análisis se centra en el pensamiento desarrollado en el área de Hispanoamérica, limitando el área de análisis a esta parte del continente, considera su análisis partiendo del descubrimiento de América, y de la conquista española, delimitando su análisis y excluyendo, desde aquí, el pensamiento desarrollado anteriormente por las culturas precolombinas.

          Una vez hecho esto el autor considera que el pensamiento desarrollado en Hispanoamérica tiene aproximadamente cuatro siglos de existencia (recordemos que el texto fue publicado en 1968), además de que, en este contexto de análisis, él sostiene que el pensamiento hispanoamericano data desde la conquista, esto implica que se empezó a desarrollar desde la introducción de la cultura española, centrándonos en México, y no antes, lo que implica, también, que en el periodo de conquista se introdujo, además de la cultura, el pensamiento filosófico. Así, puede observarse que la filosofía en Hispanoamérica empieza a desarrollarse con la introducción de corrientes europeas, empiezan a propagarse, dice, las corrientes que armonizan con el ambiente de dominación que es el propio del contexto. En concreto, habla de la Escolástica como corriente predominante durante este periodo, así como las diferentes corrientes importadas que dieron lugar a los cambios en los periodos de la historia hispanoamericana, como en el Renacimiento europeo, la Ilustración, etc. El pensamiento que se empieza a desarrollar, y el que, según el autor, ha sido el predominante y el único en ésta parte del continente, se hace desde la perspectiva europea, pues así nace el pensamiento en Hispanoamérica, como un pensamiento traído desde la península y, en general, desde el continente europeo.

En la medida que, en la actualidad, se ha regularizado el ejercicio filosófico hispanoamericano, se ha suscitado el interés por el pensamiento propio, por su evolución y su sentido, es por ello que el autor es motivado a este análisis.

            En este contexto, Salazar Bondy busca el carácter distintivo del pensamiento hispanoamericano, en relación al pensamiento europeo, y para ello hace una comparación del pensamiento hispanoamericano. Dice, por una parte, que no es forzada la comparación en evolución histórica en los diversos países de Hispanoamérica, aunque reconoce variantes regionales, se dan los mismos periodos de desenvolvimiento filosófico en la zona; que la filosofía ha estado vinculada principalmente a la difusión, y no tanto a la creación, pues su vinculación fue más con la literatura que con la ciencia, que es lo que promueve el desarrollo filosófico en Europa y Norteamérica. Los pensadores de nuestra región –que el autor no niega que existan-, no tienden a construir grandes sistemas especulativos, y, por ello, no hay una producción continua, una línea de pensamiento propia, se tiende más al trabajo ensayístico; la producción filosófica en Hispanoamérica está sesgada por la fuerte influencia de otras filosofías nacionales: la española, la inglesa, la francesa, la alemana, entre otras.Y, por otra, señala que el pensamiento que se desarrolla en ésta parte del continente tiene un fuerte rasgo doctrinario, como ya se había señalado anteriormente.

            Así, en este primer capítulo sostiene que la evolución del pensamiento hispanoamericano es discontinuo, sinóptico, presenta un retardo decreciente y fuertemente influenciado, pues dice que aquí la filosofía llegó “desde cero”, que no tiene un fundamento propio y se sostiene de la tradición europea, por lo cual no hay un desarrollo propio y unificado, razones por las cuales sostiene que no hay una filosofía propia de Hispanoamérica.

Aún cuando parece una postura ya concluyente, el autor, en su segundo capítulo, compendia una serie de posturas y discusiones a este respecto, posturas de varios pensadores y autores latinoamericanos, unos que están a favor de lo que el autor ha sostenido hasta el momento, y otros que sostienen que sí hay filosofía en Hispanoamérica. En ésta parte del texto se encuentran las posturas de Juan Bautista Alberdi, que sostenía ya en 1842 (siendo el primero que plantea el problema de manera explícita, según el autor) que cada época, cada lugar y cada filósofo tiene su filosofía peculiar, que es necesario que exista filosofía que responda a los problemas de la sociedad, pero que aún no la hay; la postura de José Vasconcelos, que sostiene en 1930 al igual que Alberdi que no había hasta ese momento filosofía propia en América, pero que era momento de dedicarse a ella con posibilidad de progreso.

            Entre otros autores, los anteriores sostienen, en síntesis, que no hay una filosofía propia de Hispanoamérica, a diferencia de autores como Francisco Romero, discípulo de Alejandro Korn, que destaca la filosofía hispanoamericana como actividad académica, donde si bien no hay grandes frutos del pensamiento en la actualidad, va empezando a tener conciencia de sí. Pero posturas que el autor expone donde realmente se defiende la existencia de una filosofía hispanoamericana son la de José Gaos, por ejemplo, quien, según Salazar Bondy, en su obra presenta tres enfoques al respecto: a) no hay filosofía como la hay en otros países occidentales, b) en Hispanoamérica existe un tipo de pensamiento filosófico distinto al occidental, y c) hay una filosofía mexicana con aporte genuino y original y, por extensión, hay filosofía hispanoamericana. Gaos dice que lo que hay que hacer es filosofía, no proponernos hacer filosofía hispanoamericana, eso se dará por añadidura; por otro lado, la filosofía que se desarrolla aquí no se hace de la misma manera que en occidente, es distinta la filosofía en Hispanoamérica, que el pensamiento hispanoamericano es filosofía y el análisis histórico, dice, muestra que no ha faltado originalidad a ese pensamiento; sí, hay influencia de corrientes europeas, pero hay adaptación y, con ella, inserción de la realidad en el pensamiento, las importaciones son aportativas. Samuel Ramos y Leopoldo Zea, principalmente, llegan a conclusiones muy similares, no diferentes, en cuanto a la existencia y valor de la filosofía hispanoamericana.

            Con este análisis de las distintas posturas en torno a una filosofía hispanoamericana, Salazar Bondy extrae, de ellas, elementos y conceptos que le permiten llegar a su conclusión:

  • El concepto de originalidad, entendida como el aporte de ideas, planteamientos, construcciones conceptuales inéditas con respecto a realizaciones anteriores.
  • Genuinidad o autenticidad, entendida como un producto filosófico, que sea propiamente filosofía, no pensamiento desvirtuado, falseado y/o infundado.
  • Peculiaridad, entendida como presencia de rasgos histórico-culturales en el pensamiento, que le dan un carácter distinto al producto filosófico, la peculiaridad no implica innovaciones sustanciales.

Con estos conceptos, luego de comparar las posturas en acuerdos y desacuerdos (como el acuerdo entre todas de que el logro de una filosofía hispanoamericana no se logrará proponiéndose que se haga filosofía de carácter hispanoamericano, sino simplemente filosofía, que sí hay desarrollo peculiar de pensamiento en el continente, y el “complejo de inferioridad” que nos aqueja; y el desacuerdo en la existencia, de hecho, de filosofía genuina y original en Hispanoamérica, el que sea peculiar no conlleva necesariamente que sea original) llega a las conclusiones del debate, las cuales son las siguientes:

  1. Hay que hacer filosofía sin la pretensión de que sea hispanoamericana, eso se dará por añadidura.
  2. La producción que se haga, se ha de hacer con rigor y seriedad.
  3. Si bien existe peculiaridad en el pensamiento del continente, esto no significa que sea autentico y original, son peculiaridades superficiales, no sustanciales.
  4. Actualmente no hay un pensamiento riguroso, capaz de nutrirse de sus propias bases.
  5. No hay bases suficientes para afirmar que hay un pensamiento filosófico de igual carácter y calidad que el europeo.

En concreto, Salazar Bondy sostiene que no existe una filosofía propiamente tal en Hispanoamérica, que el pensamiento que se desarrolla, porque sí dice que se desarrolla, es imitativo y, en el mejor de los casos, peculiar por el agregado de rasgos histórico-culturales, más no autentico y original.

Analizando un concepto de originalidad.

       Según lo visto, el concepto de originalidad se caracteriza por el aporte de ideas, planteos, construcciones conceptuales inéditas con respecto a realizaciones anteriores, es decir, categorías nuevas; además de un aporte peculiar, ha de ser inédito en categorías, riguroso y sistemático. Teniendo esto como premisa, además de la premisa que el mismo autor plantea, de que aquí la filosofía “empezó desde cero”, es decir con la introducción de categorías, de pensamiento e, incluso, de cultura. Me parece que, bajo esa perspectiva, y teniendo en cuenta que nuestra formación en filosofía es altamente occidental, es muy complicado hacer un aporte original de ese tipo, si en nuestra propia formación nos enseñan métodos y categorías casi puramente occidentales; pero ¿Es esa la conclusión que se puede sacar? ¿Realmente no hay filosofía en Hispanoamérica?

            Si bien es cierto que nuestro bagaje cultural y formativo en torno a la filosofía es casi puramente occidental y, bajo esa perspectiva, nos es muy difícil usar categorías diferentes, no necesariamente es cierto que, al usar categorías occidentales, no exista originalidad en nuestro pensamiento.

            Teniendo en cuenta que la filosofía que nuestros pensadores hacen sí importa categorías y métodos europeos, el carácter que le dan a su pensamiento es el que lo hace peculiar y, también, original, explico:

            Salazar Bondy sostiene que, al aplicar las categorías occidentales para explicar nuestra realidad, las usamos tal cual son hechas en Europa, que no adaptamos las categorías al contexto, sino al revés, que tratamos de adaptar el contexto a las categorías occidentales sin adaptarlas y/o cambiarlas, además sostiene que en nuestro carácter imitativo del pensamiento occidental, dicha imitación nos impide ver de forma autentica nuestra realidad, que no tenemos conciencia verás de nuestra realidad; esto, a mi parecer, es inexacto.

            Teniendo en cuenta que nuestra formación se basa casi puramente en las categorías y el pensamiento occidental, tenemos la necesidad de usar esas categorías, pues son las que conocemos, para explicar nuestra realidad, sin embargo, no tratamos de adaptar la realidad a los conceptos bajo los cuales queremos explicarla, pues para explicar la realidad, el hecho histórico que sucede, es necesario crear conceptos y/o adaptarlos para explicar esa realidad, para explicar el hecho histórico, y no al revés, no intentar adaptar el hecho histórico a los conceptos o categorías determinados; siendo así, podemos sostener la originalidad del pensamiento que se desarrolla en Hispanoamérica, pues la realidad puede no ser exactamente la misma en una región y en otra, los hechos históricos de un país no son exactamente los mismos que los hechos históricos de otro.

            Entonces, podríamos sostener un concepto de originalidad alternativo que permita comprender un poco mejor la postura aquí planteada: si consideramos la originalidad como aquel aporte de elementos nuevos a un sistema y/o método, ya sea conceptos, categorías, entre otras cosas, dados por la adaptación al hecho histórico dado, podríamos sostener que ha habido filosofía en Hispanoamérica desde su “origen desde cero”, pues el pensamiento, desde la conquista, como con Bartolomé de Las Casas, hasta el actual está lleno de aportes que son dados por la adaptación a la realidad histórica para tratar de explicarla. Claro que no se excluye completamente el concepto de originalidad del autor, es válido, esta adaptación del concepto de originalidad es sólo complementaria a la del autor.

Con todo esto, y a manera de conclusión, podemos afirmar que hay, y ha existido desde la conquista, o incluso antes, con el pensamiento precolombino, que también tenían su modo de explicar la realidad, pues ahora nos es claro que tenían sus propias categorías y su propio lenguaje, su propia filosofía,filosofía en la ahora Hispanoamérica. Pero no es lo único que se debe extraer de aquí, el análisis que Augusto Salazar Bondy hace a la filosofía en el continente tiene aportes muy importantes:

            Por un lado, como lo sostienen varios autores en el estudio anterior, sí hay una cultura de dominación en lo que se refiere al pensamiento filosófico, aún ahora, pues, al menos en México, se estudia la historia de la filosofía casi puramente occidental, desde Grecia hasta Alemania, Francia, etc. pocos aún son los cursos de Filosofía Mexicana, insuficientes para abarcar los 5 siglos de filosofía pos colombina, aún más para la filosofía precolombina.

            Por otro lado, y teniendo lo anterior en cuenta, es necesario para nosotros, a diferencia de los países exportadores de filosofía, que aprendamos no sólo su filosofía, sino también la historia de la nuestra.

            Y por otro, es necesario también, como se sostuvo claramente en el texto, que se haga filosofía, que se desarrolle el pensamiento mexicano e hispanoamericano, y no necesariamente con miras de hacer filosofía mexicana y/o hispanoamericana, sino simplemente filosofía; esto, en ningún modo, desdeña el trabajo historiográfico de la filosofía en México, es importante e imprescindible que se siga haciendo, pero considero que es más necesario y urgente que nuestros pensadores desarrollen y sigan desarrollando las explicaciones de nuestra realidad de manera crítica, rigurosa y fundamentada, esa es la tarea que tenemos y que han tenido los filósofos desde siempre.

Bibliografía

Salazar Bondy, Augusto. ¿Existe una filosofía en nuestra América? Ed. Siglo XXI. México 1968.

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