Cynthia Isabel Damián
… el hombre ha pensado de sí mismo muchas cosas. Pero lo que aquí interesa indicar es que todo lo que ha pensado a ese respecto está condicionado, valga la expresión, por la historia. Por eso tiene sentido decir que la historia resulta definitoria del hombre. Por necesidad constitutiva de su ser el hombre siempre ha contado con su pasado. Esto lo distingue del animal. Y, precisamente, en ese contar con el pasado consiste el condicionamiento histórico de lo que el hombre piensa de sí mismo.[1]
¿Es importante desarrollar el sentido de conciencia histórica como individuos y como sociedad? Ante tal pregunta la respuesta parece obvia, claro que es importante, pero qué observamos en nuestra realidad sino lo contrario. Una sociedad como la mexicana no ha tenido particular atención sobre dicho punto. Cada vez es más notorio y alarmante el desapego por lo nacional, la indiferencia ante la realidad que nos aqueja.
Bien se dice que un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia, y que por ello está condenado a repetir los errores del pasado. En México, sin embargo, observamos que a lo largo de su historia ha existido toda una tradición de pensadores que han reflexionado sobre la historia, sea desde la historia misma o desde disciplinas afines como son la filosofía, la política, la economía, etc.
En ellos hay una característica común, su reflexión se centra en una preocupación por la circunstancia concreta, de manera que dicho reflexionar gira en torno a lo práctico, a lo útil para la circunstancia de ese momento. Y si seguimos la idea de Edmundo O’Gorman expuesta arriba, pensar sobre sí mismo es la característica de una nación con conciencia histórica. Más aún, pensar con conciencia histórica es uno de los elementos fundamentales para formar la identidad nacional, para mantener un sentido de unión con base en elementos comunes aportados por lo propiamente llamado “nacional”.
Si estos elementos son desatendidos, es muy probable que tanto la conciencia histórica como la identidad nacional se hallen profundamente fragmentadas y eso represente una oportunidad para controlar la mentalidad de una nación, sea de manera negativa o positiva, pero siempre encaminada por los fines del grupo en le poder.
[1] Edmundo O´Gorman, “La conciencia histórica en la Edad Media”, en Historiología: teoría y práctica, estudio introductorio y selección de Álvaro Matute, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Coordinación de Humanidades, 2007, p. 31. (Biblioteca del Estudiante Universitario, 130).
¿Por qué nacionalizar todo? Si, realmente se tiene conciencia histórica, nos daremos cuenta que todos los pueblos se afectan entre sí.
Realmente me he puesto a estudiar historia, y no la oficial, sino la que no te cuentan los historiadores de universidad. Y me he dado cuenta que «lo nacional» es un engaño. La cultura maya, tiene muchísimas cosas afínes con la cultura egipcia; la griega con la egipcia, y si lo queremos llevar aún más lejos, Jesús se fue un rato a la India (además , hay teorías que afirman que Quetzalcoatl era el mismo Jesús); hablando de Quetzalcoatl, también hay quienes afirman que, la cultura africana tuvo contacto con mesoamerica, y que ellos trajeron el culto de la Serpiente Alada. Y, sólo para presionar aún más el punto, la escritura maya tiene muchas similitudes con la escritura china.
¿Historia nacional? En verdad, la historia es mundial, nada es aislado. Y no niego que ciertos pueblos hayan prosperado por sus propios pensamientos y acciones, sin embargo, al fin de cuentas, son los pensamientos y acciones de la humanidad.
Estoy de acuerdo con el artículo al hacer hincapie en la conciencia histórica, pero no de nacionalizar a la historia, ahora falta que se nacionalice a la conciencia, como, desafortunadamente, lo están haciendo con la filosofía jajajaja.
Saludos