El 4 de junio de 1988 muere Carlos Pereyra Boldrini

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Por: Moisés Rodríguez Rosales
Carlos Pereyra Boldrini es un filósofo mexicano con una obra muy extensa a pesar de no ser una obra terminada, ya que falleció relativamente joven; una obra con una importancia muy grande dentro del pensamiento filosófico mexicano del siglo pasado. El desarrollo de la teoría de la historia, de la teoría política y de la democracia en Carlos Pereyra es una referencia ineludible para el adecuado análisis de la realidad, y sobre todo, de la realidad nacional.

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Para aquellos que conocieron a Carlos Pereyra, no es difícil reconocer la importancia de su obra, aun inacabada, para el análisis de la realidad nacional y de la izquierda mexicana de los años 70 y 80. Sin embargo, sostenemos que aún falta mucho que estudiar de su obra, así como reconocer la importancia de su trabajo para el desarrollo del marxismo, de la teoría de la historia, de la política y la democracia.
Pereyra nunca consideró, nos dicen  Gustavo Ortiz Millán y Corina Yturbe, que su vida académica fuera un obstáculo o impidiera sus actividades políticas, por ello llevaba a la par (sin confundir o mezclar) ambas actividades. Publicó muchísimos artículos en diferentes revistas de partidos políticos y periódicos; como filósofo, siempre mantuvo una actitud crítica ante las diferentes coyunturas políticas y sociales del país y del mundo. Fue un analista y fuerte crítico del llamado “socialismo real”, aunque siempre consideró, como está expresado en su obra, que el socialismo, un autentico socialismo, era el único camino para una democracia real.
“En el pensamiento político de Pereyra encontramos [Nos dicen estos autores] tres ejes en torno a los cuales irá construyendo sus argumentaciones: el trabajo académico, el trabajo político y el trabajo periodístico. Toda su obra puede verse como un intento de ligar estos tres ejes.”[1] Es decir, “los textos de Pereyra están fechados: son intervenciones en un cierta coyuntura teórico-política específica”.[2]
Asimismo, en sus escritos podemos encontrar dos tipos de discursos: en muchos de sus artículos encontramos análisis concretos, el estudio de los problemas de la realidad mexicana; además de los “textos filosóficos relacionados casi todos con problemas epistemológicos y definición de nociones y conceptos pertenecientes a la filosofía, a la teoría de la historia y a la filosofía política.”[3] En su obra, Pereyra logra construir, con la gran precisión analítica que lo caracteriza, conceptos, herramientas teóricas que le ayudan a pensar y entender mejor los problemas que la realidad le presenta. Estas herramientas son, a mi parecer, uno de los aportes más contundentes e importantes de la obra de Pereyra para el análisis actual de la realidad mexicana.
Algo que cabe resaltar es la influencia de Althusser y de Gramsci, piezas muy importantes para el desarrollo de su propia teoría. A lo largo de su obra se puede apreciar, ya desde su primer libro Política y violencia la influencia de Althusser; y en casi la totalidad de su obra cómo retoma mucho de estos autores, además de la discusión y crítica a sus planteamientos; es decir, no hace “copia fiel” de conceptos ni planteamientos, sino que los problematiza para verificar su pertinencia teórica.

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Otro de sus aportes más importantes es su análisis de la historia, acerca del cual van dirigidos dos de sus tres libros publicados en vida: Configuraciones: teoría e historia, y El sujeto de la historia. En el primero de estos textos, Pereyra intenta desarrollar la teoría marxista de la historia, que considera “el único aparato teórico a partir del cual es posible pensar en serio la marcha de la historia”[4]. Debemos aclarar, también, que nuestro autor no seguía ciegamente la teoría marxista, una de sus cualidades en todo sentido era, justamente, el carácter crítico. “Pereyra asume la exigencia de Lenin de no considerar dicha teoría como ‘algo acabado e intangible’ y, por lo tanto, la necesidad de impulsarla ‘en todos los sentidos’”.[5] Es decir, parte de la idea de que Marx y Engels son los fundadores de esta teoría de la historia, pero dicha teoría es “la única teoría capaz de dar cuenta del movimiento de la totalidad social e intervenir en su curso y a la vez prolongar su estado de inacabamiento”[6]. ¿Qué quiere decir esto?
Para Pereyra, el marxismo no sólo es una ideología, sino una “ciencia de la historia”, un sistema que permite interpretar y explicar la realidad y, al ser la realidad algo cambiante en cada caso, esto permite que sea una ciencia inacabable. Sin embargo, el llamar “ciencia” a la historia no significa, en modo alguno, que va a predecir hechos: la función de la ciencia histórica no es predecir, sino explicar; la función de la historia es explicar el o los caminos que llevaron a un acontecimiento histórico concreto. El autor trata de desarrollar esta teoría fundada por Marx y Engels y mostrar su pertinencia, la facultad explicativa que tiene este aparato teórico.
Dentro de esta problemática de la historia está la pregunta ¿quién hace la historia? Mucho de su trabajo en distintos lugares, que incluso se puede apreciar en las obras anteriores, contiene rasgos de dicha problemática. En El sujeto de la historia (último libro que publicaría en vida) trata de desmenuzar esta idea de que “los hombres hacen historia”, su tesis es que la creencia de que hay algo o alguien que “hace” la historia, que está al margen de ella y que la realiza es uno de los mayores problemas con los que se encuentra alguien que pretende construir “un aparato teórico capaz de explicar con mayor consistencia el proceso histórico.”[7]
Su propuesta es que la realidad (social) está determinada por múltiples relaciones y determinaciones de las distintas esferas sociales, éstas no se articulan de manera proporcional formando un equilibrio, es por eso que cada realidad es diferente, porque el movimiento de las múltiples determinaciones no es el mismo en cada caso.
Con lo anterior, nuestro autor no está diciendo que no existe un sujeto histórico, lo que trata de mostrar es que no hay un sujeto que esté al margen de la historia, que pueda ser el principio explicativo de ésta, lo que trata de explicar es que ese sujeto se encuentra dentro del proceso histórico, el sujeto es algo que también tiene que ser explicado, no es el principio que explica la historia. “Afirmando la tesis de Marx de la unidad originaria entre sujeto y objeto, ambos conformados por el proceso –tanto en su aspecto objetivo como en el subjetivo– constituida en cada momento y en cada lugar del proceso, Pereyra puede concluir que la historia es un proceso sin sujeto, y este proceso sólo se da bajo determinadas relaciones.”[8]
Pensador riguroso de la democracia, Carlos Pereyra aporta precisiones muy importantes para analizar las condiciones necesarias y suficientes para una forma de gobierno «democrática». En su libro póstumo «Sobre la democracia«, se recopilan numerosos artículos donde nuestro autor dialoga con diversas corrientes de manera crítica y sistemática. Para él la cuestión de la democracia representativa, tal como la conocemos y la problematizamos hoy, es un fenómeno plenamente moderno y, con el surgimiento de la “sociedad de masas” a principios del siglo XX, adquiere un carácter distinto incluso al planteado por el liberalismo de Locke, por ejemplo. Según Pereyra, la democracia política, acompañada de la democracia social, es la única manera que una sociedad de masas puede llegar a un concepto de democracia en el que, forzosamente, tiene que ser una democracia representativa pues
Es inherente a la sociedad de masas la pluralidad de intereses, aspiraciones y proyectos sociales, ningún partido puede pretender en la sociedad de masas centralizar y encarnar la voluntad colectiva, por lo que sólo hay lugar para la dominación autoritaria que anula las diferencias y, en definitiva, agota y esteriliza la multiplicidad y riqueza de la sociedad de masas, o para el funcionamiento de la democracia política, único mecanismo capaz de garantizar la productividad social y cultural de una sociedad sociedad heterogénea.[9]
En nuestra página podrán encontrar algunos artículos que abordan la cuestión de la democracia en Carlos Pereyra. Sin lugar a dudas, este autor es una referencia ineludible para abordar la problemática contemporánea de la democracia.
La obra de Pereyra nos proporciona herramientas muy interesantes para el análisis de la circunstancia, herramientas ineludibles para pensar nuestra propia realidad, que no deben pasar desapercibidas, que merecen no sólo consideración, sino discusión, confrontación y recuperación. Pereyra no es un autor que suela estudiarse en la filosofía mexicana y en la filosofía política, aún hace falta recuperar mucho del pensamiento de Pereyra y de muchos pesadores mexicanos con propuestas tan importantes como la que hemos descrito aquí.
Bibliografía.
Monsiváis, Carlos. “Carlos Pereyra y la cultura de la izquierda mexicana”. En Cuadernos políticos, número 54/55, México, D.F., editorial Era, mayo-diciembre de 1988, Pagina. 5-13.
Ortiz Millán, Gustavo y Corina Yturbe. “Introducción” en Pereyra, Carlos. Filosofía, historia y política. Ensayos filosóficos (1974-1988). Compiladores Gustavo Ortiz Millán y Corina Yturbe. UNAM, IIF, FFyL, FCE. México 2010.
Pereyra, Carlos. Filosofía, historia y política. Ensayos filosóficos (1974-1988). Compiladores Gustavo Ortiz Millán y Corina Yturbe. UNAM, IIF, FFyL, FCE. México 2010.
——————- Sobre la democracia. Presentación de Luis Salazar. Cal y arena. México 1990.
[1] Ortiz Millán, Gustavo y Corina Yturbe. “Introducción” en Pereyra, Carlos. Filosofía, historia y política. Ensayos filosóficos (1974-1988). Compiladores Gustavo Ortiz Millán y Corina Yturbe. UNAM, IIF, FFyL, FCE. México 2010 Pág. 13.
[2] Ídem. Los corchetes son propios.
[3] Ídem.
[4] Pereyra, Carlos. Filosofía, historia y política. Ensayos filosóficos (1974-1988). Compiladores Gustavo Ortiz Millán y Corina Yturbe. UNAM, IIF, FFyL, FCE. México 2010. Pág. 69.
[5] Ortiz Millán, Gustavo y Corina Yturbe. Loc. Cit, pág. 15.
[6] Pereyra, Carlos. Loc. Cit.  Pág. 95.
[7] Ibíd. Pág. 326.
[8] Ortiz Millán, Gustavo y Corina Yturbe. Loc. Cit. Pág. 18
[9] Ibíd. pág. 72.
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