Zacatecas. La historia de la filosofía en Zacatecas está llena de altibajos, como en el caso del siglo 19, además de que siempre se vio sujeta a las formas de pensamiento del contexto filosófico nacional; sin embargo, “ha contado con la presencia de diversos pensadores reconocidos dentro y fuera del país”, afirmó Hugo Ibarra Ortiz, docente investigador y coordinador de la maestría de la Unidad Académica de Filosofía de la UAZ, quien hizo un recuento de los principales pensadores zacatecanos, del virreinato a la fecha.
“La filosofía en el estado no ha gozado siempre del mismo nivel, ya que en el siglo 19 se mantiene en el silencio, a pesar de lo cual en el 20 se recupera con la presencia de Francisco Larroyo, quien luego de realizar un doctorado en Alemania plantea en Zacatecas el personalismo pedagógico”, narró.
Y Zacatecas, como entidad de la República mexicana, ha estado supeditada en su momento a los vaivenes de las distintas doctrinas filosóficas nacionales.
El investigador con especialidad en el pensamiento novohispano de los siglos 16, 17 y 18, añadió que a causa del desconocimiento de la historia local de la filosofía hay algunos sectores académicos que la condenan.
“Ha habido varios filósofos zacatecanos de renombre, para el caso del jesuita Antonio Núñez de Miranda, del siglo 17, quien fuera confesor de Sor Juana Inés de la Cruz, además de amigo personal de La Décima Musa, originario de Fresnillo”.
Núñez de Miranda desarrolló en su momento diversas propuestas sobre qué era lo más conveniente para un ciudadano en cuestiones morales; expresaba “si lo más conveniente es lo más probable o lo menos probable, a causa de la filosofía moral presente en el Colegio Jesuita Mayor de San Pedro y San Pablo en la ciudad de México”.
Zacatecas muestra por ello una riqueza de pensamiento en el proceso de la filosofía nacional.
El también titular de la materia de ontología o teoría del ser en la Licenciatura de Filosofía y responsable de la maestría explicó que el también jesuita Pedro Zesatti, originario de Tlaltenango, escribió en el siglo 17 un tratado sobre filosofía moral, factor que fue fundamental para la historia zacatecana del periodo.
“Pero no fue el único, ya que Zacatecas contó también con la presencia de Fray Juan de San Miguel, monje franciscano nacido en Zacatecas, pero quien desarrolla su pensamiento en las ciudades de México, Guadalajara y León”.
El filósofo desarrolla las formas de argumentación mediante una epistemología probabilística al señalar que “todo conocimiento humano únicamente puede ser aproximativo, ya que no se puede tener un conocimiento total de los hechos”.
Asimismo, en el Colegio de la Compañía de Jesús, actual Museo Pedro Coronel, con posterioridad dio clases Pedro Diego Abad, hasta la expulsión de los jesuitas ocurrida en 1767, quien fuera latinista y traductor, además de ser poeta.
En tanto, el neokantiano Francisco Larroyo fue en el siglo 20, por medio del imperativo categórico, un personaje primordial, ya que mediante su personalismo pedagógico desarrolló los planes y programas de estudios de la escuela normal en el estado, entre 1950 y 1970.
“Eso significó que durante 20 años determinó cuáles debían ser las asignaturas de los profesores normalistas, y su influencia se dio también por medio de una abundante producción de 20 libros publicados”.