Reformas Educativas ¿Y las disciplinas filosóficas dónde entran?

Por Luz María León

En el marco de la discusión sobre la Reforma Educativa se pueden derivar algunas preguntas, tales como ¿Qué es la educación?, y ¿qué educación necesitan los mexicanos? Es preciso replantear qué se entiende por educación, a qué necesidades atiende y qué implicaciones surgen de dichas reformas.
Héctor Eduardo Luna en su artículo Los anhelos de Justo Sierra en tiempos de Elba Esther Gordillo nos comparte la idea que Justo Sierra tenía sobre la educación para los hombres y mujeres en México. Señala que si bien tendría que haber un enfoque en la investigación científica, resulta imprescindible que se le dé su lugar a las humanidades y en específico a la filosofía; ésta es necesaria para corresponder a las necesidades que la sociedad determine de forma colectiva, y no precisamente a las demandas de un organismo económico internacional.
Justo Sierra pensaba que la filosofía le era útil a todo ser humano y que la educación debe tener un valor esencial para resolver conflictos, pero ahora es más visible que esto no es una prioridad para el Estado. 
       Así pues, al desestimar el valor que se le asignaba a la educación, su carácter se ve reducido sólo a la capacitación, y no formación, de las personas para desarrollar habilidades que les permitan competir en el mercado laboral internacional. Se hace hincapié en que su aplicación posibilita el desarrollo económico del país y su avance dentro de la economía internacional.
Puede sonar deseable este propósito en el contexto mexicano, donde impera la pobreza, el desempleo y una notable desigualdad social; sin embargo, antes de apresurarnos a aceptar que dicha reforma es la respuesta, habrá que cuestionar cuál es el origen de la desigualdad social y de la pobreza; la precariedad laboral es el síntoma, pero la causa tenemos que rastrearla en el sistema económico que ha determinado las relaciones sociales de producción que define nuestra forma de vida material. 
Se establece que con estas “reformas educativas” se buscará satisfacer las necesidades de la sociedad, pero ¿qué quiere decir esto? Se refiere sólo al aspecto económico del sector empresarial, mas no de la sociedad en general.
    Por otro lado, esta reforma modifica los artículos 3°, fracciones III y VII, y el artículo 73, fracción XXV; adiciona la fracción IX al artículo 3° de nuestra Constitución. En este sentido es una reforma laboral que atenta contra los derechos de los docentes, ya que serán removidos de la Ley General de Trabajo. Será el Ejecutivo Federal quien determine el contenido de los programas de estudio desde preescolar hasta secundaria; ya no serán verificados por especialistas en las materias.
La evaluación que se propone es estandarizada, sin considerar las diferencias económicas, culturales y sociales que existen entre los diversos estados de la República.
        La desvalorización de la educación escolar y el manejo que se le ha dado desde hace mucho tiempo para establecer el aula como un centro de pacificación de las conciencias, de la crítica y la reflexión, ha aumentado. Basta remitirnos a la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) establecida en 2008, donde se desplazaron las materias filosóficas. La alteración al contenido y su forma de enseñanza ha ido en escalada, de ahí que en el 2009 se propone la Reforma Integral de Educación Básica (RIEB), relacionada con la Reforma Educativa; ambas impulsadas desde la Alianza por la Calidad de la Educación que suscribió el gobierno federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
      Estas políticas educativas proponen que se modifiquen las perspectivas de la enseñanza para dirigirse a un enfoque de competencias, tal como sucedió con la RIEMS. ¿Qué implica esto? Que con dicha reforma los niños y niñas carecerían, aún más, de una formación crítica y humanística. Como se menciona en el artículo 8º del Decreto de la Ley General de Educación, el criterio para impartir los contenidos se basará en el progreso científico:
“El criterio que orientará a la educación que el Estado y sus organismos descentralizados impartan -así como toda la educación preescolar, la primaria, la secundaria, media superior, la normal y demás para la formación de maestros de educación básica que los particulares impartan- se basará en los resultados del progreso científico.”[1]
En un primer momento podría pensarse que esto es benéfico, el problema surge cuando se piensa al alumno sólo en esos términos y no dentro de una formación que incluya las disciplinas humanísticas. Quienes se oponen a dicha reforma, es decir, maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), han propuesto que se atienda a las necesidades de cada comunidad educativa tomando en cuenta sus condiciones económicas, culturales y sociales. A decir verdad, no hay ni siquiera un interés real en el desarrollo de la ciencia, sino sólo en la capacitación de las personas para entrar, lo más rápido posible, en las competencias del campo laboral a nivel mundial; así se tenga que entrar como mano de obra barata, los únicos que se beneficiarían de esto serían las empresas trasnacionales; la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Mundial, entre otros.
        El pasado 20 de septiembre tuvimos noticia de una propuesta por parte del Congreso Mundial de Filosofía, donde se acordó que se impulsará la enseñanza de las disciplinas filosóficas en primarias y secundarias.  Dicha propuesta la aprobó el Senado de la República y exhortó a la Secretaría de Educación Pública (SEP) a fijar postura y responder. No obstante, si es el Ejecutivo Federal quien determinará las evaluaciones y los contenidos de los planes de estudio, y en la Ley General de Educación ya se dio prioridad a ciertos intereses en aras del desarrollo científico y la inserción de México en las competencias internacionales, se ve poco probable que se atienda a la inclusión de las materias filosóficas en el nivel básico. Y en el caso de que se respetara este acuerdo, se tienen que considerar algunos aspectos: ¿qué tipo de filosofía se enseñaría?, ¿realmente se fomentaría el filosofar, el razonamiento y la imaginación?, ¿cómo se haría?
     Si antes de dicha reforma no se fijaba la atención en este tipo de necesidades, donde el niño pueda desarrollar las preguntas que lo inquietan y que cuestionen su entorno, ahora resultará un deseo casi imposible, al menos en instituciones educativas públicas. Si un niño logra ejercer su libertad de pensamiento, en cierta medida pone en peligro los intereses de los organismos internacionales y del Estado, ya que puede cuestionar la finalidad de la educación que recibe en la escuela.
        Este plan está pensado también para la educación superior. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) establece que los graduados de la educación superior deberán tener cierto perfil para enfrentar los retos del trabajo dentro de los marcos internacionales de competencia, poniendo como rasgos principales:
  •        Ser flexibles ante la diversificación y evolución del mundo laboral
  •         Contar con una actitud positiva para emprender sus propios negocios y empresas.
  • Ser capaces de trabajar en equipo.
  • Estar animados de un espíritu de empresa.
  • Desarrollar aptitudes para resolver problemas.
Los promotores de estas reformas afirman que esto es necesario para poder estar a la altura de las demandas que impone la globalización; que tendrá que hacerse un pacto entre gobierno, sociedad e instituciones para lograr dicho desarrollo. Asimismo, se piensa que el bienestar de las personas radica en una educación de ese tipo, y no precisamente desde la transformación de las condiciones materiales de vida:
“El proceso de globalización económica, la interdependencia mundial y la conformación de bloques regionales constituye el nuevo contexto internacional en el que deben operar las instituciones de educación superior, con todos sus desafíos y oportunidades (…) como se ha visto, la educación constituirá un factor fundamental para una mejor inserción de México en el contexto mundial. La sociedad en su conjunto tendrá que seguir realizando un gran esfuerzo para incrementar el nivel educativo de su fuerza de trabajo.”[2]
Es inevitable que surja la pregunta ¿qué tiene que ver la reforma educativa en nivel básico y media superior con los planes de la ANUIES? Hay una fuerte relación en tanto que se prepara el escenario, en el nivel básico y medio superior, para que aquellos que logren ingresar en el 2020 al nivel superior puedan llevar a cabo las metas que se han planteado en el ámbito económico para dichas fechas. Si desde el nivel básico a las personas se les capacita para obedecer y atender las demandas de la OCDE, cuando estén en el nivel superior probablemente no se cuestionen la pertinencia de esos intereses.
“Desde la educación básica hasta la superior, se requieren programas emergentes para la necesaria formación de las personas calificadas que protagonizarán el desarrollo económico, social y político del país (…) La educación superior mexicana opera en un nuevo escenario de competencia mundial, que es más visible en el marco de los tratados comerciales como el de Libre Comercio de Norteamérica y la incorporación a organismos internacionales como la Organización para la cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).”[3]
¿Qué perfil del egresado se esperaría entonces? pero más allá de eso, ¿qué ser humano se formaría y en qué condiciones? No es suficiente un supuesto, y engañoso, progreso económico para el crecimiento del mexicano o de cualquier otro ser humano. Hay problemas sociales que no se solucionan sólo con un aparente incremento en los ingresos monetarios, que además no se hacen tangibles en la vida cotidiana.
    Por otro parte, si se formulan los planes de estudio con base en los indicadores y estándares internacionales, tal como lo proponen estas reformas, (Reforma Educativa, RIEB, RIEMS y los planes de la Educación Superior impulsada por la ANUIES) se ignoran las diferencias que hay entre cada estado y cada país. No son las mismas condiciones, tanto económicas y culturales , las que hay en Chiapas o Guerrero, que las que hay en el D.F. Los problemas que existen en Michoacán con respecto a la violencia en sus diferentes formas, no se solucionarían de la misma manera que se podrían solucionar los conflictos en el norte del país. Entonces, si pensamos en indicadores internacionales, suponemos que serían insuficientes, dado que también hay diferencias entre la forma de abordar las necesidades y los problemas en Canadá, Francia o Guatemala.
         Finalmente, es importante recordar que estas reformas educativas no sólo atraviesan a México, sino también a otros países de América Latina como Chile, Colombia, Argentina, Brasil, etcétera. 
        No es deseable un ambiente empresarial y de valores de mercado, como la competitividad y el individualismo, para el desarrollo pleno del ser humano, y mucho menos para un niño o niña. Por último, reflexionemos sobre quiénes son los que tendrían que plantear una mejora en la educación nacional: ¿debería ser el sector empresarial y la clase política, ajenos a los problemas concretos de la educación?, ¿o deberían ser los maestros, pedagogos y aquellos encargados de las materias humanísticas? Son estos últimos quienes comprenden con mayor profundidad las causas de los problemas educativos, y en colaboración con otras disciplinas, pueden identificar de mejor modo las necesidades de la comunidad.
Contacto: luzfilos@gmail.com

[2] Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. La Educación Superior en el Siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo, una propuesta de la ANUIES. México, 2000, p. 9. (las cursivas son mías)
[3] Idem.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. piroscar dice:

    muy de acuerdo con la opinión de luz maría león:quieren volver al mexicano «burro adiestrado de carga y de trabajo,condicionado a obedecer lineamientos sin cuestionarlos»…que enriquezca a las empresas trasnacionales.

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