IDEOLOGÍA Y FILOSOFÍA DESDE ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ. LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA FILOSOFÍA MEXICANA [PARTE II]

Por    Luz María León Contreras

Hombre y Máquina pared sur por Diego Rivera

Retomando la primera parte de este artículo[1], donde fuimos desarrollando el concepto de ideología, desde la propuesta de Adolfo Sánchez Vázquez, para ponerlo en relación con la noción de filosofía, podemos partir de ahí para llevar a cabo el análisis de una de las funciones sociales de la filosofía en esta segunda parte. Lo siguiente a tratar será la manera en la que la ideología dominante ha  limitado a la enseñanza de la filosofía en el nivel medio superior, causando que la filosofía no pueda incidir del todo en la sociedad. De ahí que reflexionemos sobre otro posible contenido ideológico de la filosofía y otra manera de ver la enseñanza de ésta.

Continuemos con la consideración de la primera parte, a saber: la relación que hay entre la ideología y la filosofía afecta la realidad concreta social, debido a la ideología economicista a la que está sometido México. ¿De qué ideología hablamos? Del neoliberalismo, esta ideología busca sólo el beneficio de ciertos organismos, es el trabajador el que explotado por estos organismos que se extienden en monopolios, empresas y demás, se  inserta en un “juego” de competencias, donde lo primordial es que las personas sean “rentables”, entre más produzcan, más son útiles al sistema económico-político.

      Dentro de esta lógica, se da la reproducción de valores como la individualización, la competitividad, la normalización de la explotación insaciable de recursos naturales, entre muchos otros, que se justifican dentro del modo de enseñar y producir filosofía, haciendo de ésta, una actividad vertical, desvirtuando la pluralidad de filosofías, etc. En este sentido, es una ideología dominante.

            Esta ideología ha afectado el sistema educativo también, haciéndonos concebir cierto tipo de filosofía, con el ya conocido “enfoque de competencias”. En este enfoque lo más importante es saber hacer, ya no resultan valiosos los aspectos éticos o culturales, ni resulta necesario involucrarse políticamente, sólo se limita a buscar ser un “buen ciudadano”, lo que sea que eso signifique, por lo que es imposible no pensar que la Filosofía es algo de lo que se pueda prescindir o al menos esa filosofía que se compromete con la emancipación y la humanización. Con respecto a esta ideología, en Educación, universidad y filosofía política en tiempo de neoliberalismo, René Vázquez insiste en que:

…necesitamos tener presente que desde hace cinco lustros, aproximadamente, vivimos en México bajo una hegemonía ideológica que condiciona e incluso, determina, nuestra manera de entender el mundo, las funciones del Estado, el desarrollo de la ciencia, las directrices de la política educativa, la concepción de las universidades públicas, etcétera. Esta ideología economicista es normalmente denominada neoliberalismo, la que se ha extendido como pensamiento dominante bajo la influencia de organismos internacionales como la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico] o el Banco Mundial, los que la han impuesto a países en desarrollo como el nuestro.[2]

¿Por qué nos resulta necesario tener presente qué ideología prevalece en México? Porque sabiendo esto, de manera consciente, se puede comprender qué tipo de filosofía tenemos, producimos y reproducimos, y es necesario contrarrestar esta ideología conservadora y violenta. Uno de estos medios es la enseñanza de la filosofía en el nivel medio superior. Pareciera que ante esto se adelantaron y por eso desplazaron las materias filosóficas en este nivel con la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) en 2008, a esto Gabriel Vargas Lozano dice que: “Si la filosofía es, por excelencia, la disciplina que permite que los individuos se pregunten por el significado y sentido de la vida y el medio privilegiado para pensar la racionalidad y la justicia de una sociedad o del mundo; si la filosofía permite que los ciudadanos se vuelvan más conscientes de sí mismos, entonces la filosofía no se encuentra dentro de la lógica de la mercantilización y del dominio.”[3]

            Puede ser que la Filosofía no desaparezca, como en primer momento se pensaba, pero habría que pensar qué tipo de Filosofía sobreviviría, ¿acaso una filosofía que se preocupe por la humanidad y por la transformación social? ¿O una filosofía que se degrade a cambio de renombre y estabilidad en ciertas relaciones de poder? La producción filosófica podría corresponder a las demandas de su realidad, a las necesidades sociales.  Si la ideología se basa en ciertas ideas acerca del mundo y estas ideas corresponden a ciertas aspiraciones de la sociedad, que implica que modifican su comportamiento y estructura social, entonces una nueva ideología podría enfocarse en la politización de los hombres y mujeres, para la  reivindicación de libertades políticas, libertad de pensamiento que posibilite una acción consciente y digna.

 Las ideas que pueden ser consideradas irían dirigidas a la concepción del mundo como un espacio donde a partir de la reflexión y el pensamiento se puede transformar una sociedad, donde se fomentan valores como la autogestión, la búsqueda de autonomía, la comunidad y la crítica. Los espacios educativos resultan ser brechas hacia nuevas formas de concebir lo político. Así, al enfrentar a la ideología dominante, se generan otras formas de organización, otros modos de hacer y participar políticamente.

                        Para que el alumno se enfrente y transforme a su realidad, debe conocerla y comprenderla en primer lugar, a partir de lo que la compone, pero no basta hacerlo sólo de manera histórica, se tiene que abordar también desde un enfoque filosófico y esto puede resultar favorable desde la Filosofía Mexicana.

            Siguiendo sobre esta línea, recuperar la forma de crear la Filosofía Mexicana, así como sus fundamentos y problemáticas, puede no sólo ayudar a la vinculación de la Filosofía con la realidad, pues rebasa esto, puede permitir las condiciones de posibilidad para la transformación de la enseñanza en un primer momento, y a la trasformación del contexto político-social. Se necesita a su vez de la disposición de los espacios para lograrlo, pero el cumplimiento de esta labor combativa tiene además que sobrepasar ciertos límites, es decir, que va a ocupar un espacio de enseñanza que no se limita a los establecidos, pues es necesario acercarse a sus problemáticas y a otros espacios en los que puede articularse, tales como espacios públicos donde una determinada filosofía puede ser realizable. Esta filosofía a diferencia de otras, sustenta que la filosofía debe volver a establecer vínculos reales con la sociedad.

Finalmente, las condiciones de posibilidad para la ejecución y la incidencia de la filosofía en la sociedad, se ven determinadas por la ideología que se asuma. La filosofía puede ser acercada desde otros espacios para que logre su objetivo, para que avance en ese proyecto. No es deseable que sea acercada desde un enfoque de competencias, no desde la ideología neo-liberal, si lo que se quiere es ir en contra del adiestramiento educativo, sino quizá desde una perspectiva humanista que se proponga una formación libre y autónoma, que puede proponer la emancipación, la autogestión y que contenga un enfoque precisamente filosófico.

            Puede ser la filosofía con contenido ideológico crítico, la que proponga el cómo alcanzar los intereses generales, así como el contenido filosófico que se compartirá en las aulas y más allá de ellas, para hacer posible su incidencia en las circunstancias. De tal manera, ya no sería la ideología conservadora la que determinaría qué tipo de filosofía se tiene que producir y enseñar. Para lograr tal proyecto, para avanzar hacia ese horizonte, nosotros podemos empezar a caminar si enseñamos a cuestionarnos sobre la filosofía que se está impartiendo, así como tener en cuenta que aunque la filosofía puede ser revolucionaria, indagadora, que libere y no que adoctrine,  no se ve reducida a una ideología.

Contacto: luzfilos@gmail.com


[2]          René Vázquez García. Educación, universidad y filosofía política en tiempo de neoliberalismo. en “¿Un mundo sin Filosofía?”. México, Ed. Buena Tinta, 2007 p. 185-186.

[3]            Gabriel Vargas Lozano et al. La filosofía mexicana: ¿incide en la sociedad actual? Editorial Torres Asociados. México. 2008. p.34 (versión digitalizada: http://csh.izt.uam.mx/cen_doc/cefilibe/libros_elec/LA%20FILOSOF%CDA%20MEXICANA.pdf )

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