La relación entre Filosofía y sociedad II

david_socrates

Por Moisés Rodríguez Rosales.

Introducción.

En la primera parte de este articulo[1] vimos cuál es la relación entre el filósofo y su quehacer, la filosofía, con la sociedad, desde la perspectiva de Leopoldo Zea en su texto América como conciencia[2]. En esta segunda parte expondré la manera en que trata este problema en otro de sus textos: La filosofía americana como filosofía sin más[3]  haré una breve reflexión en torno a los problemas actuales, relacionados con el cómo es concebida la filosofía dentro de la sociedad y la relación que éstas dos guardan. A partir de ello, analizaré las condiciones de posibilidad de la propuesta de nuestro autor, o las condiciones de posibilidad de una nueva concepción, según sea el caso.

Zea. La relación entre filosofía y sociedad en La filosofía americana como filosofía sin más.

El problema sobre el filosofar auténtico del hombre americano, sobre las condiciones de éste hombre para hacer filosofía auténtica, se trata en su texto La filosofía americana como filosofía sin más, donde responde a Augusto Salazar Bondy, quien en su texto ¿Existe una filosofía en nuestra América?,[4] sostiene que no hay aún filosofía original y auténtica en América diciendo que no existe una filosofía propiamente tal en Hispanoamérica, que el pensamiento que se desarrolla, porque dice que sí se desarrolla, es imitativo y, en el mejor de los casos, peculiar por el agregado de rasgos histórico-culturales, mas no auténtico y original. Un estudio de éste texto puede revisarse en mi artículo ¿Por qué hablo de filosofía mexicana? Comentario a ‘¿existe una filosofía en nuestra América?’ de Augusto Salazar Bondy.[5]

A todo esto, y otras cosas, Zea sostiene en el texto mencionado[6], que la originalidad implica partir de sí mismo, de la propia realidad, es decir que no repita problemas y cuestiones traídas desde otro lado, sino que problematice su realidad propia, los problemas que ha de analizar el filósofo americano deben partir de esa realidad. Sin embargo, esto no implica que tenga que extrañarse del pensar europeo, o cualquier otro, no significa que este pensar sea tan distinto que nada tenga que ver con la filosofía y su historia. Los problemas que la filosofía se plantea, dice el autor, son problemas que se plantea el hombre en su relación con el mundo y con los otros. El mundo y el otro son cuestiones que todos los hombres tienen, sin importar su color de piel o su lenguaje. Es en ese sentido donde puede afirmarse que los problemas que el hombre americano se plantee pueden dar respuestas que sean útiles para otro contexto, para otro lugar. Una filosofía es original porque intenta dar respuesta a problemas de la realidad del hombre, no por crear nuevos y, como el autor mismo dice, “extraños” sistemas, con “exóticas” soluciones. Es en ese sentido que Zea afirma que no es necesario que el hombre americano se esfuerce por crear nuevos sistemas, tratando de parecerse al europeo, sino simplemente que intente responder a los problemas de su realidad.

La enajenación y la inautenticidad viene dada, según Bondy, por el subdesarrollo y la dominación; según Zea, una filosofía inauténtica es aquella que habla del hombre y no sabe reconocer lo humano en hombres que no cumplan con determinadas características, o aquella que crea una idea de Hombre es la negación del hombre mismo. Para Zea, una filosofía autentica será la que nos haga tomar conciencia de nuestro subdesarrollo y señale las posibilidades de su vencimiento, así como la que surja cuando se hayan realizado los cambios que hagan posible al nuevo hombre. Zea sostiene, entonces, que hay que hacer filosofía de la acción, que señale y muestre sus posibilidades.

Las condiciones actuales de la relación entre el filósofo y su quehacer, con la sociedad.

Según Zea, el filosofar americano, o Hispanoamericano, y por añadidura el mexicano, se caracteriza por resolver, como toda filosofía, los problemas de su propia realidad, de su propia circunstancia, y esa, precisamente, es la propuesta de Zea cuando dice que hay que hacer filosofía de la acción, lo que tenemos que hacer, dice, es pensar y re-pensar nuestros propios problemas y darles, o proponerles, soluciones o posibles soluciones.

A mi parecer, eso no quiere decir que no reflexionemos en torno a problemas como el sentido o significado de cierto concepto, que puede dar lugar a múltiples interpretaciones, o en torno a las múltiples interpretaciones que se le dan a tal o cual autor, a tal o cual filósofo; considero que Zea no está proponiendo que abandonemos esos estudios, más bien, los estudios en torno al concepto de Ser, Esencia, práctica, los problemas del idealismo alemán, los del Medioevo, los de la Grecia clásica, nos tienen que servir para pensar y/o re-pensar nuestros propios problemas y proponerles solución, nos tienen que servir para el filosofar que Zea propone en su obra, que es, como ya se mencionó, un filosofar de la acción, un filosofar desde la circunstancia y para la circunstancia.

Ahora bien, en la actualidad ¿Se da en plenitud éste filosofar que Zea propuso hace más de 50 años? ¿Qué es lo que podemos observar en nuestra circunstancia?

Podemos observar, por un lado, que la idea que la sociedad en general, la gente común, maneja como “filosofía” es aquella idea de “filosofía de vida” “filosofía de la empresa” etc. es decir, se maneja un concepto de filosofía que más bien va en torno al concepto de ideología; por otro lado, se puede observar cómo es que, hace ya algunos años, se puso en marcha la Reforma Integral para la Educación Media Superior (RIEMS) donde se excluyó, de manera tajante, las materias propiamente filosóficas, argumentando que se incluiría la filosofía “de manera transversal” a las demás materias, es decir como un agregado a cada una de ellas, o cambiándoles el nombre a cosas de corte simplista como “habilidades del pensamiento” etc. Es decir, la filosofía, a mi parecer, se ha desvinculado de la sociedad; la sociedad y la filosofía, y con ella el filósofo, han perdido la relación necesaria que Zea plantea en su texto, con lo cual no quiero decir que no haya por lo menos un filósofo que se comprometa, de alguna manera, en resolver algunos problemas de su sociedad.

¿Por qué sucedió esto? ¿Es culpa de la política, de las condiciones políticas, que considera “peligrosa” o “innecesaria” a la filosofía? ¿Es culpa del filósofo, que no se inserta en su circunstancia y trata de pensar sus problemas para proponer posibles soluciones? ¿Hay que buscar culpables?

Ciertamente hay muchos puntos de vista en torno a estas preguntas y sus posibles respuestas. Por un lado, los argumentos que se manejaron para suprimir o reformular las materias filosóficas en la Reforma mencionada apuntan al carácter “innecesario” de la filosofía, es decir que consideran innecesario enseñar filosofía como tal a los alumnos, ya que, puede ser, sea considerada “de poca utilidad.” ¿Por qué sería considerada así?

Podríamos decir, por un lado, que este carácter “innecesario” viene dado por la corriente política e ideológica dominante en las últimas décadas: el neoliberalismo. Ésta corriente se enfoca, principalmente, en el carácter “útil” de la enseñanza, así como de la mercancía, y con “útil” se refiere, precisamente, a la utilidad práctica de mercado; es notable el por qué esta corriente no le encuentra la utilidad a la filosofía, pues no le provee esta ganancia mercantil inmediata. Pero es que la filosofía no puede proveer eso, no puede juzgarse a la filosofía bajo esos términos; hemos visto ya que la filosofía tiene una utilidad muy diferente a la del capitalismo y el neoliberalismo, la utilidad de la filosofía es de un carácter distinto, la utilidad de la filosofía radica en lo que le provee al individuo (como actividad humana para situarse dentro de su entorno) y a la sociedad (como disciplina que permite una revaloración de la propia realidad, del propio presente, la observación de sus problemas y la propuesta de sus posibles soluciones) y a eso no puede dársele un carácter utilitario de mercado.

Pero ¿Es la única causa de la insuficiencia de la filosofía para ser considerada “útil” y “necesaria” dentro de la sociedad? Aquí viene, de la mano, la respuesta a la pregunta planteada anteriormente ¿Es culpa del filósofo, que no se inserta en su circunstancia y trata de pensar sus problemas para proponer posibles soluciones? Podemos decir, ante ello, que ciertamente, por parte de la Academia, hay una deficiencia de formación del filósofo, que no se inserta dentro de su contexto y no resuelve los problemas de su circunstancia.

A mi parecer, se nos forma de una manera suficientemente buena en torno a la historia de la filosofía, a los problemas que los filósofos tratan a lo largo de sus obras, en cuanto al sentido que dan a sus categorías, sus conceptos, sus temas; sin embargo, la deficiencia que noto en torno a la formación en filosofía, al menos en la propia, es que se nos olvida mencionar a los alumnos que todas las tesis que estudiamos, todas las obras que leemos, todas las categorías que desarrollan los filósofos clásicos, todos los problemas que resuelven, son problemas que ellos pensaron o re-pensaron dentro y desde una circunstancia, desde un contexto; los problemas que observaron, los observaron en su propia realidad, y trataron de resolverlos con sus construcciones teóricas. Eso es, precisamente, lo que se nos olvida mencionar y comprender a los filósofos, que toda nuestra formación está hecha para que nosotros seamos capaces no sólo de manejar, aún básicamente, las teorías de los filósofos clásicos, sino que esas teorías nos sirven como herramientas para resolver los problemas de nuestro presente, de nuestra circunstancia. Con lo anterior no quiero decir que absolutamente ningún filósofo mexicano se ha preocupado por resolver los problemas de su circunstancia, ciertamente hay trabajo notable de nuestros filósofos por intentar resolver los problemas que nos aquejan, por ejemplo el de la exclusión de la filosofía, que puso de pie a nuestros filósofos y los puso a trabajar para echar atrás la RIEMS; lo que estoy diciendo aquí es que necesitamos, nosotros los que conocemos, tener conciencia de nuestro quehacer, tener conciencia de que lo que aprendemos, lo aprendemos para algo, para observar y resolver los problemas de nuestra circunstancia.

Hace poco se dio la noticia de la reincorporación de las materias filosóficas en los planes de estudio del Bachillerato, indudablemente es una noticia que alegra, y es un hecho digno de felicitarse aunque, claro, habrá que estar atentos en el modo en que desean reincertarla; sin embargo, espero que la anterior exclusión nos haya servido para re-pensar nuestro quehacer como filósofos, para reafirmarnos como aquellos que tienen un papel en sociedad, y no cualquier papel, un papel fundamental para el curso de una sociedad.

Con esto, y a manera de conclusión, podemos decir que puede observarse la relevancia del pensamiento de Leopoldo Zea, la propuesta que hace en torno a la relación que el filósofo, y su filosofía, debe tener con la sociedad en la que vive, es digna de ser revalorada y re-pensada dentro de nuestra circunstancia. Es necesario preguntarnos qué es lo que hacemos, cuál es nuestro quehacer, y si es que realmente cumplimos, como filósofos, nuestra función. Es necesario que nuestros profesores, y nosotros como futuros profesores, nos preguntemos sobre el sentido que daremos a nuestra enseñanza, y como filósofos nos preguntemos por el sentido de nuestro quehacer. Con todo lo anterior no he querido decir que debemos abandonar los estudios en torno a la propuesta de tal o cual autor, ciertamente debemos estudiar a los autores clásicos para entender mejor sus problemas y sus propuestas, sin embargo, es menester que esos estudios nos sirvan, como ya lo mencioné, como herramientas para pensar nuestra circunstancia, nuestro presente, para observar sus problemas y poder ofrecer posibles soluciones a ellos.

Bibliografía

Salazar Bondy, Augusto. ¿Existe una filosofía en nuestra América? Ed. Siglo XXI. México 1968.

Zea, Leopoldo. América como conciencia. Segunda edición. Primera reimpresión. UNAM. México 1983.

Zea, Leopoldo. La filosofía americana como filosofía sin más. Siglo XXI. México 1969.

 


[1] En página web https://filosofiamexicana.wordpress.com/2013/02/28/relacion-filosofia-sociedad-1-moises-rodriguez/

[2] Zea, Leopoldo. América como conciencia. Segunda edición. Primera reimpresión. UNAM. México 1983.

[3] Zea. . La Filosofía americana como filosofía sin más. Siglo XXI. México 1969.

[4] Salazar Bondy, Augusto. ¿Existe una filosofía en nuestra América? Ed. Siglo XXI. México 1968.

[5] En página web: https://filosofiamexicana.wordpress.com/2012/09/08/por-que-hablo-de-filosofia-mexicana/

[6] Zea. La Filosofía americana como filosofía sin más. Óp. Cit.

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