El papel de la filosofía en dos modelos de educación: náhuatl mesoamericano y aprendizaje por competencias contemporáneo

Por Elsy Arana Pérez

 

Elsy Arana es alumna de la licenciatura en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, recientemente se ha integrado al equipo de CEFIME y en esta ocasión nos presenta su valiosa colaboración en torno al papel de la filosofía en modelos educativos que usualmente se consideran radicalmente distintos. Sabemos de la calidad de su trabajo y esperamos que ustedes, como nosotros, disfruten de los importantes aportes que hace al análisis de una problemática central en la circunstancia actual.

 

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En este trabajo me propongo explicar dos modelos de educación: el náhuatl mesoamericano y el más reciente que es el modelo de aprendizaje basado en competencias. Esto lo hago con el propósito de mostrar cómo los dos modelos tienen algunos puntos en común, así como el papel que ocupa la filosofía en cada uno de ellos. En el  modelo náhuatl, la filosofía juega un papel importante en la formación de las personas desde una edad temprana, mientras que en el modelo por competencias se ha ido desplazando, hasta quedar relegada sólo a algunas instituciones.
Es conveniente pensar cómo y para qué habría que enseñar la filosofía, es decir, cuál sería el propósito de formar a los jóvenes bajo una educación filosófica, pues como filósofos, es pertinente preguntarnos ¿qué esperamos mostrar y formar en las personas y cómo ha de lograrse esa formación? Este trabajo se divide en dos partes, en la primera se abordará el tema de la educación náhuatl: explicaré cómo era la educación de los jóvenes en los templos-escuela para su formación laboral -que identificamos con una educación por competencias-, y continuaré con el tema del tlamatinime, quien cumplió un papel importante en la educación, pues complementaba la formación instrumental de los jóvenes con una formación humanista que se asemeja a la del filósofo. En la segunda parte del trabajo, trataré el tema de la educación por competencias actual, con el fin de ver sus similitudes y diferencias con la educación náhuatl mesoamericana. Cabe aclarar que una educación por competencias se entiende aquí como una educación técnica, es decir, saber llevar y realizar ciertas actividades y estrategias necesarias en determinado trabajo laboral (cualquiera que éste sea)
Aunque cada modelo educativo se propone formar a las personas para que puedan realizar sus labores profesionales, en el modelo educativo náhuatl se toma más en cuenta el problema del  ser, propio de una educación filosófica, y que implicaba el desarrollo de una personalidad, de una voluntad y una identidad; indagar sobre el propósito que el hombre tiene en el mundo, así como el sentido de su vida. En la actualidad, habría que reflexionar en los problemas y conflictos en los que vivimos, qué queremos transformar y cómo, para lo cual hace falta cierto tipo de educación.
Este tema me parece relevante porque la educación representa un papel fundamental en la sociedad, pues por medio de ésta se transmiten cierto tipo de conocimientos que en su mayoría están ideados bajo un proyecto que responde a determinados intereses políticos y económicos, es decir, los conocimientos que se amoldan de acuerdo a un sistema político, se desechan o privilegian según sea su utilidad al mismo.
¿Por qué es importante poner atención a la educación náhuatl en la actualidad? Yo lo considero importante porque nos muestra cómo la educación no sólo era un instrumento para la formación  profesional de los sujetos, sino que también era una formación moral y psicológica, en donde a los jóvenes y niños se les guiaba en el conocimiento de sí mismos y de humanizar su querer, aspectos que, me  parece, en nuestros tiempos se han casi perdido. De ahí que el propósito de este trabajo consiste en mostrar cómo en la educación náhuatl además de brindarse una educación por competencias, también se brindaba una educación filosófica a través del tlamatinime, lo que posibilitaba a que las personas no sólo se desarrollaran de manera funcional en su medio social, sino que también se desarrollaran personalmente. Finalmente, sugiero que la actualidad se podría aprender de ello, pues de esa manera no sólo se educaría a las personas para que sean eficientes en sus labores sino que, por medio de la filosofía, se les puede educar para un mejoramiento moral, de crecimiento personal y transformación.
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Instituciones educativas de los mexicas
Los mexicas contaban con instituciones educativas a las que eran enviados los niños y jóvenes de ambos sexos y se les transmitía el conocimiento de ciertas técnicas (militares y religiosas, de acuerdo al modelo de enseñanza de la escuela), la tradición y los valores morales. Estas instituciones o templos-escuelas, eran tres: Telpochcalli, Calmecac y el Cuicacalli[1].
La educación era regulada por el Estado, por lo que era pública. Cada calpulli[2] contaba con sus escuelas. Sin embargo, no sólo se educaba a los niños y jóvenes en las escuelas; antes de ingresar a ellas se les educaba en la casa. La educación doméstica consistía en la transmisión de valores morales, consejos y las técnicas de los oficios, esto por medio de los discursos o huehuetlatolli. Éste era usado en ciertos acontecimientos como el nacimiento, la madurez del niño, el ingreso al templo-escuela, o la salida de él, el matrimonio, el conocimiento de la preñez, el parto o la defunción. También transmitía el respeto a los ancianos, enfermos y discapacitados.
Ahora bien, al primer templo-escuela al que los niños asistían era al Telpochcalli, en el cual asistieron tanto los de la clase noble como los de la clase plebeya, pipiltin y macehualtin, respectivamente, aunque no funcionaba como internado ya que los macehualtin tenían que ayudar con las labores a los padres. En este lugar, se transmitía la enseñanza guerrero-militar, y los niños eran disciplinados físicamente con prácticas desde las más fáciles hasta las pesadas, según el nivel de adiestramiento: barrer, recoger leña, encender el fuego, danzar en el Cuicacalli, cargar uno o dos troncos y realizar los sacrificios. Si el joven mostraba tener habilidad militar, era mandado a la guerra, y aún más, si era capaz de capturar a cuatro enemigos, podía ascender de rango o jerarquía. A todos se les enseñaba la historia, el mito y la religión, aunque de manera diferente que en el Calmecac.
Después del Telpochcalli, seguía la educación en el Calmecac, en el cual se brindaba una formación de corte religiosa. La mayoría de los que asistían aquí eran los pipiltin, muy pocos de macehualtin entraban, ya que la mayoría se dedicaba al oficio familiar, por lo que no podían cumplir con el encierro total que se exigía para la formación. Aquí se transmitía el conocimiento del buen hablar, del buen gobernar, la disciplina militar y técnicas para realizar trabajos artísticos, así como la interpretación del calendario y las pinturas. También se les enseñaba la astronomía y la astrología; la formación era más severa que en el Telpochcalli. Prácticamente, aquí se enseñaba los saberes  tradicionales.
En el Cuicacalli, último rango del templo-escuela, se enseñaba el arte del canto, la música y el baile, los cuales eran de gran importancia para los rituales que se llevaban a cabo. También se llevaba a los niños a cantar para la transmisión de la conciencia y memoria histórica.
En cuanto a la educación para las mujeres, se encontraban el Ichpochcalli y el Cihuacalmecac. Las mujeres permanecían en los templos-escuela hasta casarse, lo que generalmente ocurría  hasta que cumplían la edad de 20 o 25 años, o si no podían permanecer en los templos el resto de sus vidas. También se mezclaban las macehualtin con las pipiltin.
En el Ichpochcalli, como en el caso de los niños del Telpochcalli,  no permanecían internadas ya que también las jóvenes niñas macehualtin tenían que regresar a sus casas después del servicio  religiosos para ayudar a sus padres en las labores. Se les educaba más que nada para desempeñar sus funciones de mujer y futura esposa, aunque en este templo-escuela empezaban a  adiestrarlas en el canto y la danza. Estas funciones servían como rituales a los dioses. También se les enseñaba a hilar, tejer mantas  muy bien adornadas, barrer el  templo-escuela y preparar la comida para los dioses, sacerdotes y sacerdotisas de los templos. Antes de que las niñas ingresaran al Ichpochcalli, las madres les  transmitían los saberes del hilado y tejido, y ya en los templos-escuelas los iban perfeccionando.
En el Cihuacalmecac se educaba  a las mujeres en el arte de tejer y pintar las telas, la religión y el vivir castamente. Durante su estancia no se les permitía tener relaciones sexuales con algún hombre. Podían permanecer ahí por un tiempo determinado o hasta que se casaran, pero si decidían quedarse toda la vida en el  Cihuacalmecac, se convertían en sacerdotisas. Entre sus actividades estaban la de barrer y limpiar el templo, participaban en los rituales dedicados a las divinidades bailando y cantando, acompañar a las  víctimas que serían sacrificadas, cultivar las tierras destinadas a los templos-escuela, pues de los cultivos se mantenían las niñas y jóvenes que asistían al Ichpochcalli y al Cihuacalmecac. Para que pudieran realizar todas estas actividades, se les enseñaba a cantar, bailar, preparar las ofrendas, confeccionar los vestidos de los dioses, sacerdotes y prendas de uso cotidiano, así como el cultivo.
En cuanto a la disciplina moral, se les enseñaba a  no salir solas de sus casas, tenían que estar acompañadas por muchas personas pues eran consideradas como las  portadoras de la honra  del linaje, por lo que eran más vigiladas, esto en cuanto a las jóvenes pipiltin. Las mujeres que decidían convertirse a sacerdotisas se les enseñaban los saberes relacionados con el calendario (Tonalpohualli) así como aprender a pintar los códices. Pero este último conocimiento se daba sólo a las mujeres que quisieran dedicarse a la interpretación de los códices, mientras que para las demás su educación sólo era por medio de cantos y bailes.
Por tanto, en los templos-escuela, a los niños y jóvenes se les transmitía el conocimiento de los saberes y técnicas que en un futuro tendrían que aplicar, de acuerdo a su oficio a desempeñar  dentro de la sociedad, y de acuerdo a la clase que pertenecían. Está educación se complementaba con la educación filosófica impartida por el tlamatinime, la cual también se daba para todos los templos-escuela, y que explicaré enseguida.
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Misión del tlamatinime
El tlamatinime en la cultura náhuatl era considerado como aquel sabio verdadero que poseía el saber y lo transmitía a la sociedad; con la llegada de los españoles y con base en la información recolectada por Sahagún,  éste los definió como filósofos, pues se dedicaban a la investigación, no se quedan conformes con lo que los mitos explicaban y trataban de dar una explicación a problemas como: el ser de las cosas; lo que había después de la muerte, es decir, el más allá, la tierra, y el cielo; el origen del hombre, entre otras cosas. Al tlamatinime se le describió como aquel que ilumina la realidad, comparándolo con una tea que no ahuma, es decir, como aquel que teniendo el saber lo transmitía con claridad,  es ejemplo y guía para los demás, como  maestro de la verdad transmite la sabiduría y no deja de amonestar, hace que los otros tomen una cara (personalidad) y la desarrollen, pone un espejo delante de los otros haciéndolos cuerdos y cuidadosos, pues de esta manera las personas descubrían aspectos de sí mismos que no conocían. Por él la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseñanza; este  aspecto moral tenía como propósito que la gente fuera querida humanamente y no tratada simplemente como medio para obtener algo.
Así pues se puede ver que el tlamatinime era un sabio con funciones de maestro, moralista, psicólogo, metafísico y humanista.
En los tres tipos de templos-escuela, el trabajo del tlamatinime era formar a los niños y jóvenes transmitiendo el saber verdadero, es decir, la tradición y la cultura, esto lo hacían con base en sus discursos, en los cuales enseñaban acerca del mundo, dios y el hombre, interpretando y elaborando poemas, cantos y pinturas; también enseñaban el arte del buen hablar, interpretar los calendarios y los códices. Pero el principal trabajo del tlamatinime era el de la formación de un rostro (ixtli) y corazón (yóllotl) en las personas, así como el humanizar el querer.
Uno de los problemas que preocupaba a los tlamatinime era el ser del humano, ya que se cuestionaban y reflexionaban sobre las cosas, su firmeza y evanescencia en la tierra (tlaltícpac): si la vida sólo era transitoria aquí entonces no había nada verdadero, lo que ellos consideraban que no tenía raíz, sin fundamento, todo desaparece aquí. Por lo que resalta la cuestión de si el humano puede tener una raíz en la tierra, si puede, acaso, ser real.
Se consideraba que la razón de la existencia del humano sobre la tierra era de carácter divino, ya que los dioses se preocupaban porque alguien viviera en la tierra, por lo que era necesario que el humano existiera. Sin embargo, los humanos se encuentran en la tierra faltos de rostro, no tienen una personalidad, no tienen un yo definido que los caracterice ser quienes son, hace falta encontrar la esencia de su ser, en pocas palabras, no conocen verdaderamente quiénes son y por eso mismo, en busca de un rostro, se entregan a cualquier apariencia sobre la tierra, sin conocer lo que realmente quieren y lo que vale, no se tiene una meta fija, sólo se guían por deseos insatisfechos. A este dinamismo, se le caracteriza como yóllotl, corazón, y al cual se le debe de definir una búsqueda de un objetivo claro, llevando a lo único verdadero en la tierra, pues cuando no se tiene esto definido, el rostro se va deformando, entregándose a todo lo que parezca verdadero, sin encontrar un sentido a la vida.
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En sentido metafórico, el rostro y el corazón son una manera de definir al humano: su fisonomía interior y su fuente de energía, los rasgos que lo caracterizan como persona, conocer quién es para saber qué es lo que quiere. El tlamatinime es una guía en estos asuntos, pues ayudándole a los individuos a formar y desarrollar un rostro y un corazón, les da un sentido a sus vidas, les ayuda a crear una personalidad bien definida y una voluntad con un objetivo, lo cual, a la vez, lleva a la humanización de su querer. El tlamatinime era capaz de hacer que las personas se conocieran a sí  mismas al ponerles un espejo, mostrándoles quiénes son y a qué han venido a este lugar, haciéndolas cuerdas y cuidadosas, es decir, coherentes y cuidadosas en sus acciones y en sus querencias.
Por tanto, el tlamatinime resultaba no simplemente ser un maestro que transmitía las tradiciones de la cultura, sino que principalmente se dedicaba a guiar a las personas para que pudieran encontrar un sentido a sus vidas, a encontrar algo verdadero en un lugar donde no había nada fijo. El humano podía tener una verdad, una raíz al encontrarse a sí mismo, al formarse un rostro y un corazón, pues descubría su verdadero ser y tenía una meta fija, sin tener que entregar su corazón a cualquier apariencia, y así mismo lograba querer humanamente. El tlamatinime realizaba este trabajo guiando y amonestando a las personas, enseñándoles por medio de los poemas y cantos especialmente, pues por su ritmo eran muy fáciles de recordar. El trabajo del tlamatinime era el de un pedagogo, psicólogo y moralista en la tarea de ayudar a la gente a desarrollar un rostro y un corazón y ayudando a que aquellas semillas escondidas en cada uno germinaran.

[1] Cada templo-escuela era representado por un dios, así el Telpochcalli era representado por el dios Tezcatlipoca, el Calmécac por el dios Quetzalcóatl y el Cuicacalli por Xochipilli
[2] Los calpulli, según las fuentes escritas de los españoles en el siglo XVI, eran considerados como barrios en los cuales el grupo social estaba unido por vecindad, profesión, templo y dios protector común, así como también contaban con dirigentes para asuntos internos.

8 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Linda dice:

    En dónde podemos leer la segunda parte…o la siguiente…?

    1. CEFIME dice:

      Hola Linda
      Gracias por interesarte por el trabajo de nuestra compañera Elsy. Esperamos que este mes de diciembre salga la segunda parte. ¡Recibe muchos saludos!

    1. CEFIME dice:

      Gracias por la difusión Wilbert. ¡Recibe muchos saludos!

  2. Nos encantaría que hablaras sobre este tema en el programa de radio por internet, Radiosofando que se transmite los sábados de 12 a 15 hrs. Pos favor escribe al correo unicornis11@yahoo.com para ponernos de acuerdo que día puedes venir al programa

  3. Anita Perez dice:

    Muy interesante y bien redactado el trabajo, pero desde mi perspectiva parte de dos equívocos. La filosofía desde una perspectiva occidental no es compatible con los modelos de pensamiento mesoamericanos y la Educación por competencias, por muy polémico que sea el témino con el que se designa No se limita a las Competencias Laborales, sino que incluye muchas otras cosas que tienen más que ver con la visión que propone del Tlamantinime…
    Saludos cordiales

    1. CEFIME dice:

      Hola Anita. Sin duda a cada momento se coloca en juego qué estamos entendiendo por el concepto filosofía. Agradecemos mucho tus comentarios pues fortalecen la discusión y mejoran nuestro propio trabajo. Falta la segunda parte del texto, sin duda tus observaciones le servirán a nuestra compañera Elsy para presentarlo mejor de lo que ya es. ¡Saludos!

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