La relación entre Filosofía y Sociedad I

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de Jacques Louis

La relación entre Filosofía y Sociedad. Comentario a «América como conciencia» de Leopoldo Zea I

Por Moisés Rodríguez Rosales

Introducción

El problema que trataré en el presente trabajo no es un problema exclusivo del pasado, es siempre un problema del presente y, en nuestro presente, es un problema que urge tratar y resolver, pues es notable cómo es que la filosofía, aquella disciplina dedicada a la formación del ser humano que le permite situarse en el mundo y en su entorno, así como observar, detectar y resolver problemas de la sociedad, ha sido excluida de ésta nuestra sociedad.

Leopoldo Zea es uno de los filósofos mexicanos más importantes del siglo XX, y parte de su obra, si no es que toda, contiene un referente de lo que la filosofía representa para la sociedad en la que se vive, cómo es la relación entre la filosofía, y el filósofo, con la sociedad, con el contexto en el que éste vive.

Es por ello que, en el presente trabajo, dividido en dos partes[1] retomaré  y analizaré la propuesta que Zea hace en torno a la relación que tienen la filosofía y la sociedad. Mostraré cómo es que a lo largo de la obra América como conciencia y La filosofía americana como filosofía sin más concibe ésta relación, tanto en nuestro país como en el resto de Latinoamérica. En ésta primera parte de la investigación me limitaré a mostrar cómo es que Zea concibe la relación entre filosofía y sociedad en el texto América como conciencia, de tal modo que se pueda observar que el autor, como muchos otros filósofos mexicanos y latinoamericanos, tiene una manera de ver la filosofía que es propia, precisamente, de ésta parte del mundo, que es aquella que parte de una circunstancia y, además, responde a la misma.

A partir de ese análisis, en la segunda entrega de ésta investigación haré una breve reflexión en torno a los problemas actuales, relacionados con el cómo es concebida la filosofía dentro de la sociedad y la relación que éstas dos guardan. A partir de ello, analizaré las condiciones de posibilidad de la propuesta de nuestro autor, o las condiciones de posibilidad de una nueva concepción, según sea el caso.

La relación entre filosofía y sociedad en Leopoldo Zea. América como conciencia

En su obra América como conciencia [2] (publicada en 1953) Zea ofrece una concepción que, posteriormente en La filosofía americana como filosofía sin más[3] mostrará de una manera más completa en torno a la relación que tiene la filosofía y la sociedad, el desarrollo de la filosofía en Hispanoamérica y la propuesta que hace en torno al quehacer del filósofo en nuestra América y, por añadidura, en México.

En América como conciencia Zea señala que, en los días en los que él hacía filosofía, se preguntaba mucho sobre la posibilidad de una autentica filosofía en América, además de que se preguntaba sobre las consecuencias de dicha pretensión, la de hacer filosofía americana. Los estudiosos y defensores del punto de vista universalista de la filosofía criticaban ésta postura, pues argumentaban que la filosofía es algo universal y eterno, válido para todos los hombres y no estaba encerrado en una parte de la humanidad, en una particularidad; por el contrario, los estudiosos de la perspectiva historicista pretendían buscar una filosofía americana, una historia de las ideas de América. A esto Zea contesta que, precisamente, los pensadores americanos intentan hacer filosofía siguiendo -las más de las veces- a corrientes del universalismo filosófico, y que todo intento por hacer filosofía que sea llamada “filosofía americana” por el simple hecho de serlo, fracasará, pues la filosofía se hace con la pretensión de universalidad, teniendo en cuenta que lo americano es un límite y punto de partida para algo más amplio.

Con esto, Zea se pregunta si hay, de hecho, autentica filosofía en América, si esto es así, lo que sigue es aclarar qué es la “autentica filosofía” y el “autentico filosofar”. Para Zea, (y aquí el núcleo de la exposición) la filosofía es el pensamiento, la observación, la exposición y las soluciones a los problemas que la circunstancia, su circunstancia, le reclamaba.

El filósofo, entonces, observa su realidad, expone los problemas que encuentra en ella y los resuelve, o propone ciertas posibles soluciones, es decir: “Los grandes filósofos, nos enseña la historia de la filosofía, se han puesto simplemente a filosofar, sin más”[4] a los griegos, a los alemanes, a los franceses, nunca les preocupó y nunca hablaron de una filosofía “griega”, “alemana” o “francesa”, simplemente intentaban resolver los problemas de su circunstancia.

Nosotros, por nuestro lado, dice el autor, más que por filosofar, nos preocupamos por coincidir con el pensamiento de Europa, más que filósofos había expositores de temas y corrientes europeas, y ese es ya un problema, pues no nos preocupamos por filosofar, sino porque lo que hacemos pueda llamarse “filosofía”, con ello Zea no quiere decir que no haya filósofos, por el contrario, señala que la crítica que se hace respecto del quehacer de los americanos es la “mala copia” de lo Europeo, y dice que eso que consideran “mala copia” no es más, ni menos, que la asimilación de las corrientes de occidente y la adaptación de las mismas a la circunstancia, es decir, al filosofar auténtico de los pensadores americanos, hispanoamericanos. En esa adaptación, en esa asimilación radica la originalidad del pensamiento del filósofo americano, pues aún cuando adopta cierta corriente filosófica de occidente, la adapta de acuerdo a los problemas de su circunstancia.

Sin embargo, Zea no deja de lado el problema de la dependencia, y del sentimiento de inferioridad de América, pues dice que, precisamente, ese es el problema que tenemos y que no nos deja avanzar hacia una auténtica filosofía, o al reconocimiento de lo auténtico, lo original de nuestra filosofía. Sólo cuando alcancemos a tener conciencia de nuestra condición (conciencia en el sentido de asimilación y conservación, es decir, el movimiento dialéctico que Hegel muestra de Europa, que es a la vez negación y conservación, que es ser algo plenamente para no tener que volver a serlo, asimilación de lo que se es para no tener que volver a serlo) se alcanzará la comprensión histórica, entendida como la capacidad de ubicar un hecho en el lugar que le corresponde en el presente. Esta conciencia, esa comprensión de nuestra condición, es la que permitirá al hombre americano aportar a la cultura universal una perspectiva diferente, venida de la propia realidad, un filosofar auténtico, sin pretensiones de superioridad ni sentimiento de inferioridad.

Con ello, Zea propone que hagamos éste ejercicio del filosofar, que nos adentremos en los problemas propios de nuestra circunstancia y tratemos de resolverlos. Zea propone, ya en éste texto, lo que después llamará una “filosofía de la acción”, un filosofar que no esté desligado de la sociedad en la que se vive, sino que, por el contrario, ésta sociedad es a la vez el principio del que se parte para la reflexión y la condición a la cual hay que responder, es decir, el resultado de la reflexión tiene que responder, de manera práctica, a la circunstancia misma, no sólo partir de la circunstancia para elevar a conceptos el problema y dejarlo ahí, o resolverlo de manera irrealizable, sino resolverlo de tal modo que dicha solución pueda realizarse en la práctica.

En la segunda parte de la presente investigación, mostraré cómo es que Zea propone, de una manera más acabada, esto que ya se deja ver en el texto que analizamos, La filosofía americana como filosofía sin más. Zea mostrará que nuestro filosofar es diferente al filosofar hecho en Europa, señalará cómo es éste nuestro filosofar y apuntará la tarea que, como filósofos, tenemos para nuestra sociedad. Ésta segunda parte contendrá ya una reflexión acerca de las condiciones actuales de la filosofía, de la manera en que se hace filosofía en el siglo XXI respecto de la propuesta que Leopoldo Zea nos hace entre 1953 y 1969.


[1] Esta es la primera de dos partes de una reflexión en torno a la actualidad de la propuesta de Leopoldo Zea sobre la relación entre filosofía y sociedad.

[2] Zea, Leopoldo. Óp. Cit.

[3] Zea, Leopoldo. La filosofía americana como filosofía sin más. Siglo XXI. México 1969.

[4] Ibíd. Pág. 6.
 
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