Entrevista del CEFIME a Guillermo Hurtado, ex director del IIF-UNAM

A finales de octubre del año en curso, el Dr. Guillermo Hurtado Pérez, ex director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, nos concedió una entrevista al Círculo de Estudios de Filosofía Mexicana.
En ella se abordan temas como el movimiento en defensa de la filosofía y las humaniades de 2008, protagonizado por el Observatorio Filosófico de México, así como su postura ante la necesidad de seguir profesionalizando la filosofía mexicana, entre otros. Hoy compartimos con ustedes estas líneas que esperamos sean de su interés.

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CEFIME: En 2008 el gobierno federal propuso la instauración de la Reforma Integral de Educación Media Superior y  académicos como usted, Gabriel Vargas y Carmen Trueba, entre otros, encabezaron la labor en defensa de la filosofía y las humanidades. A pesar del resultado aparentemente favorecedor para estas disciplinas en dicha disputa, la realidad en las escuelas ha dejado mucho que desear. En su opinión ¿cuál es el estado actual de esta polémica? ¿Cuáles acciones considera necesario realizar para consolidar el lugar de la filosofía y las humanidades en la educación en México?

GH: En 2009 la comunidad filosófica nacional actuó de manera coordinada y contundente para defender su sitio en el sistema educativo nacional Si bien se logró que la filosofía volviese a ser considerada una disciplina básica de la educación media superior, todavía queda mucho por hacer. Hay que vigilar que se reintegren las asignaturas que había desaparecido antes de 2009 y que los planes de estudio de las actuales asignaturas sean adecuados. Un peligro latente es que el modelo educativo oficial permite que las competencias filosóficas se enseñen sin asignaturas como Lógica o como Ética y, por lo mismo, permite que sean impartidas por profesores sin estudios formales en filosofía.

 CEFIME: A partir de esta discusión en torno a la RIEMS surgieron múltiples proyectos encabezados por estudiantes que se dedicaron a actividades de divulgación y difusión de la filosofía más allá del ámbito académico, usando medios como el internet, charlas públicas o impresiones difundidas de mano en mano. ¿Cuál es su opinión respecto de estas formas de divulgación y difusión filosófica? ¿Considera que tienen un impacto en el público general o se diluyen en la gran cantidad de información a la que se tiene acceso hoy en día?

GH: Yo soy algo escéptico de los beneficios de la difusión de la filosofía por medio de aquellos canales de comunicación que la reducen a lo que se llaman “cápsulas” de dos o tres minutos. Me parece que para que la gente sepa en verdad qué es la filosofía debe tomarse algo más de tiempo para que pueda observar el planteamiento de los problemas y el desarrollo de los argumentos en torno de ellos. La filosofía debe presentarse como una manera diferente de pensar acerca del mundo y de la vida. Debemos tener cuidado de no deformar nuestra práctica, hacerla banal, superficial, por querer “estar al día”.

CEFIME: Desde hace algunos años los múltiples esfuerzos realizados por los estudiosos de la filosofía mexicana, incluyéndolo a usted, han apuntado a la necesidad de crear un posgrado en filosofía mexicana. Recientemente el tema fue abordado en las pasadas “III Jornadas de Filosofía Mexicana” (realizadas en octubre en la FFyL-UNAM), tanto por los académicos ahí presentes como por los miembros de público. ¿Podría ahondar acerca de su postura al respecto? ¿Cuáles son las condiciones que considera necesarias para su creación? y ¿Cuáles piensa son las acciones concretas que se deben realizar para iniciar este proceso?

GH: Tengo la convicción de un posgrado en historia de la filosofía mexicana es el próximo paso en la consolidación de nuestra disciplina. Habría que reunir a dos o más instituciones académicas de prestigio para lograr este objetivo. Sería ideal que todos los especialistas en el campo formáramos parte, de una manera o de otra, del personal académico del posgrado. El estudio profesional de la historia de la filosofía en México requiere de conocimientos sólidos, no sólo en la historia de la filosofía occidental, sino también en la historia de México y América Latina, y de las lenguas en las que se realizó, como el náhuatl y el latín. Habría que ser muy exigentes en la selección, formación y egreso. Hacer a un lado para siempre la idea de que se trata de una disciplina fácil o de relleno.

CEFIME: A partir del cambio de enfoque en la labor de la filosofía mexicana, de la preocupación por su justificación epistémica a la búsqueda de las condiciones prácticas para fortalecerla y profesionalizarla. ¿Cuál considera es la relación que deben guardar entre sí el trabajo teórico y la labor práctica en la filosofía mexicana? ¿En qué radica para usted la relevancia de este viraje hacia el aspecto práctico, institucional y social de la filosofía mexicana en la actualidad?

GH: La filosofía en México y en casi todos los países de América Latina pasó por un proceso de profesionalización durante la segunda mitad del siglo XX. Para ponerlo de otra manera, la filosofía se institucionalizó ­-con todo lo bueno y lo malo que ello implic­a- dentro de las universidades. Pienso que es momento de que, sin perder lo ganado en términos académicos, la filosofía en México y en el resto de nuestros países recobre su orientación pedagógica, social y, sobre todo, política. Para ello tenemos que imaginar nuevas formas de llevar la filosofía a la esfera pública, sin que, por ello, se pierda el rigor o la originalidad. El reto es grande, pero pienso que si no lo intentamos, corremos el riesgo de que la filosofía se vuelva una disciplina escolástica, esclerotizada y, a la larga, redundante.

CEFIME: En su reciente libro México sin sentido, usted plantea el tema de la incidencia de la filosofía en la sociedad. Su propuesta concreta apunta a que los filósofos tienen mucho que aportar al respecto y que una de las vías más adecuadas es la escuela de nivel medio superior apoyando los procesos de democratización que el país necesita. A propósito de lo anterior ¿Considera que puede haber otras vías, además de la educación formal, por las que la filosofía ayude a la formación de ciudadanos comprometidos con la libertad, la igualdad y la democracia, entre otros valores?

GH: La escuela es el mejor sitio para llevar la filosofía a la sociedad, pero no es el único. Podemos construir espacios en los que la gente que ya salió de la escuela, o que nunca estuvo en ella, pueda recibir los beneficios de la reflexión filosófica. Imagino, por ejemplo, talleres de filosofía para adultos de la tercera edad. La filosofía actual está encerrada en los salones de clase, debemos buscar salidas para ella.

Realización: Tania Ortiz/Cynthia Damián/Héctor Luna/Monserrat Ríos
CEFIME
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