En estas fechas que conmemoramos el inicio de la gesta insurgente de 1910, la Revolución Mexicana, les compartimos una reflexión sobre el concepto de revolución. De la pluma del uno de los filósofos mexicanos más importantes de la actualidad: Luis Villoro. Apareció publicada en la revista electrónica Desinforménos, en su septima entrega de los meses de junio y julio de 2010.
EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
I
”Revolución” es un concepto clave para comprender la época moderna. Implica un cambio total en la sociedad. Desde el remoto pasado, las sublevaciones populares son motivadas por un sentimiento de privación. No es natural, está causada por otros; corresponde a una estructura de dominación. Por ello, son las clases o grupos que no comparten el poder y sufren la dominación quienes resienten esa privación.
Esta actitud podemos encontrarla, bajo las expresiones más diversas según las épocas históricas, tanto en las sublevaciones populares antiguas como en las revoluciones modernas. En todas hay una actitud colectiva análoga de negación de un orden de poder, causante de privación, y afirmación de “lo otro”, objeto del deseo.
Una revolución es una acción colectiva contra el sistema de dominación existente. Pero no es necesariamente un corte brusco; puede pasar por diferentes etapas. En una primera etapa, el descontento social general sostiene el orden de soberanía existente, durante un tiempo limitado, sin apelar aún a la violencia. En un segundo momento se da un salto colectivo en la sociedad. Ese salto es la revolución. Esta puede ser más o menos violenta pero señala una transformación radical de la sociedad.
La transformación social puede manifestarse en algún acto puntual que le sirve de símbolo. Por ejemplo, en México, en la revolución dirigida por Miguel Hidalgo y continuada por Morelos, se declaran nuevos derechos: la abolición de la esclavitud, la igualdad de todos los hombres en la nación y la supresión de todo racismo. En el proceso revolucionario que condujo a la independencia de la India, con el signo ético de la no-violencia, existen también actos simbólicos. Uno de ellos es la marcha de Gandhi hasta el mar en la que él toma un puño de sal para enseñársela a todos, en contra de la prohibición expresa de la Corona. Ese acto simboliza el rechazo del pueblo al imperio inglés.
Los antecedentes que anuncian el corte revolucionario son varios, de carácter jurídico como social. Pueden apelar a la historia anterior a la revolución. El movimiento conduce, en esa etapa, al retorno a las bases históricas primordiales en que se fundaría el poder constituido. Incita así a la búsqueda del origen.
II
¿Se presenta el mismo proceso en la revolución mexicana de 1910? La revolución, lejos de verse como un parteaguas histórico empieza a cobrar el carácter de un episodio en el desarrollo continuado de un Estado moderno. Podemos llegar a preguntarnos entonces si efectivamente hubo una revolución o sólo una gran rebelión, pronto disipada. Pero la revolución Mexicana de 1910 condujo a dos movimientos diferentes: el zapatista y el villista, ambos transformadores en sus fines, pero conducentes a un nuevo Estado como medio para lograrlo.
Una revolución es casi siempre violenta, sin embargo ya vimos un ejemplo de revolución no violenta al aludir a la India. Algo semejante sucedió en Bolivia donde surgió un nuevo Estado colectivo bajo una Constitución pluricultural democrática plurinacional, con respeto a las diversas culturas que existen en la nación. En México, en Chiapas se han constituido las Juntas de Buen Gobierno donde rige una democracia participativa. En las Juntas de Buen Gobierno los representantes, hombres y mujeres, son electos por toda la comunidad, con independencia del poder nacional central. Los representantes funcionan de manera rotativa, revocable y están sujetos a la rendición de cuentas periódicamente. Esa es la democracia directa, más allá de la “partidocracia”.
Tanto en Bolivia como en las comunidades zapatista de Chiapas, llega a realizarse el ideal de un comunitarismo más allá del capitalismo mundial. Así, una resistencia organizada puede conducir a una transformación total sin violencia. Estos son los gérmenes actuales de una alternativa real: una nueva revolución o abrir un camino para una transformación nacional, abajo y a la izquierda.
III
¿Qué es lo que distingue a las sublevaciones antiguas de una revolución? La racionalización. La introducción de la racionalidad le otorga un carácter específico a las sublevaciones anteriores, motivadas principalmente por la indignación popular. Para ello, las revoluciones suelen acudir a distintos modelos racionales, de la razón práctica.
En las revoluciones, la sociedad futura elegida responde a un orden racional. Es producto de la razón que orienta el devenir de la historia y asegura las condiciones reales para que el hombre pueda realizarse plenamente. En la sociedad futura se eliminará la irracionalidad de la explotación. La sociedad racional es lo otro de la sociedad existente pero coincide con la sociedad postulada por la razón.
IV
Las sublevaciones de los oprimidos suponen una actitud colectiva de rechazo de la sociedad existente y de anhelo por una sociedad otra. Las revoluciones modernas son la racionalización de ese anhelo. Quizás puede ésta aclararse si la vemos a la luz de la tensión permanente entre la pasión y la razón. Porque debajo de la aplicación de los modelos racionales permanece la pasión por la regeneración colectiva. Es ella la que da sentido a la acción histórica, al dirigirla a una meta que se percibe como eminentemente valiosa. Sobre la elección apasionada, la razón impone su armadura, para hacerla eficaz a veces, otras, para ahogarla.
Fuente: Desinformémonos.
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Con el mismo sentimiento de privación: ¿Hoy en día qué pensamos de nuestras revoluciones?, ¿Es la revolución una solución real a los problemas que aquejan a las naciones y que tienen que ver con ese «sentimiento de privación» del que habla Villoro?, ¿Cómo sería posible una nueva revolución en nuestro país, tomando en cuenta las circunstancias políticas, históricas, económicas, etc.?, ¿Es posible realizar una revolución pacífica que cambie los sistemas de dominación que nos aquejan?.
Los invitamos a sumarse a estas discusiones y reflexiones que no sólo son obligadas en la conmemoración del centenario de la Revolución Mexicana, sino que parecen urgentes en el actual contexto político y social de nuestro país.
CEFIME