La filosofía mexicana entre la tradición y la innovación

Por Victórico Muñoz Rosales[1]

Quiero comenzar este escrito a manera de propedéutica problematizadora que sirva de iniciación a la temática, para darnos una especie de coordenadas teóricas que permitan ubicarse en el amplio campo de la filosofía mexicana -y latinoamericana por ende.

A mi juicio, en términos generales, por su desarrollo histórico la filosofía mexicana y latinoamericana se encuentran en un momento de consolidación y creación muy particulares que habría que describir someramente para comprender qué hemos hecho, qué se está haciendo y qué falta por hacer, sin que lo que diga agote la explicación de su acontecer o las posibilidades no contempladas de su desarrollo. Lo que llamo entre la tradición y la innovación.

También me parece necesario describir las orientaciones que la filosofía mexicana ha desplegado.

Después procederé a desarrollar lo núcleos centrales que desde mi punto de vista contiene, generando una serie de propuestas que encaminan sus esfuerzos teóricos; estos núcleos los describo como: el núcleo de base epistemológica que la sustenta, el núcleo de la historia de las ideas y el núcleo de los desarrollos propios y personales de quienes integran o forman las filas de la filosofía mexicana –lo cual puede hacerse extensivo a la filosofía latinoamericana e hispánica.

Así entonces dividiré mi exposición en dos partes; en la primera parte, expondré las líneas generales que la filosofía mexicana ha desplegado desde su inicio hasta el presente, para establecer cómo estamos hoy y por dónde yo veo que se puedan seguir desarrollando, así como la caracterización de los núcleos señalados; y en la segunda parte desarrollaré el núcleo epistemológico respecto a la filosofía mexicana a través de un asunto central: el paso de la filosofía en México a la filosofía mexicana. Espero que al final se tenga alguna idea, aunque sea panorámica, de la filosofía mexicana que permita iniciar otros estudios con un telón de fondo que los haga significativos.

Primera parte

I. Filosofía mexicana

Históricamente podemos considerar que la filosofía mexicana se hace posible a partir de la toma de conciencia de una realidad que nos es propia reflexionando con radicalidad todas sus problemáticas por un lado y, por otro a partir de lo anterior, de la existencia de filosofías a través de nuestra historia en un franco proceso de identidad y desarrollos filosóficos propios –incluso a escala latinoamericana o iberoamericana.

Expliquemos esto con el caso concreto y cercano de la filosofía mexicana.  Desde el siglo XIX, después de la Reforma y con el positivismo en México, Gabino Barreda[2] desarrolla una interpretación filosófica de la historia inmediata anterior de México a partir de la ley de los tres estados de Comte. El positivismo europeo de capa francesa, no sería en México el mismo, ya que aquí, por ejemplo fue elevado al rango de fundamento de la base educativa de la Nueva república, y posteriormente como ideología del porfiriato. Barreda y después Justo Sierra sugerirían “mexicanizar el saber universal”.[3]  El principio metodológico en el filosofar de partir de la propia realidad haría variar –intuirían ellos- la filosofía occidental al aplicarla nosotros, derivando en aportes y/o diferencias formales que aquella no tenía. Posteriormente en el siglo XX, Antonio Caso en sus Discursos a la nación mexicana [4] despertaría el anhelo por crear y desarrollar una filosofía propia, otra más, la mexicana que  detuviera ese afán de imitación extralógica que mucho daño nos hizo, sobre todo en las instituciones y la cultura. José Vasconcelos seguiría por esta línea sosteniendo el proyecto de la filosofía mexicana, más que hacerla a la manera “europeizante o yanquizante”.[5] Este movimiento por una filosofía propia con Vasconcelos y Caso toma trascendencia regional con los reconocimientos de maestros de América que se les da a ambos.

La conciencia de que somos una unidad más basta que nos identifica es la base del pensamiento latinoamericanista o iberoamericano. Samuel Ramos dará fundamento y base a este movimiento filosófico mexicano al enfrentar los modos de ser y cultura que posibilitan nuestro filosofar. Heredero de los maestros mencionados Ramos impulsa los estudios, de filosofía en México y desarrolla la filosofía del mexicano con la intención expresa de dotarnos de una filosofía más, la propia, la mexicana, de ahí sus trabajos programáticos de El perfil del hombre y la cultura en México, La historia de la filosofía en México, Hacia un nuevo humanismo y Filosofía de la vida artística.[6]  Contemporáneo de él, José Gaos, se vería tocado por Ramos y fortalecería el movimiento con el historicismo y el circunstancialismo de su maestro Ortega. Posibilitando la filosofía mexicana, de hecho y por derecho, frente a los ataques de los que sostenían la filosofía estrictu sensu.[7] Esta fundamentación Gaos la extiende a sus estudios de filosofía en lengua española e hispanoamericana.[8]

Aquí viene algo interesante en este breve resumen histórico, con la influencia de Ramos y Gaos se formaría al grupo Hiperión donde se encuentran entre otros, Leopoldo Zea, Emilio Uranga, Luís Villoro, Joaquín Sánchez Macgregor, Ricardo Guerra y Jorge Portilla. Todos excelentes representantes de ese movimiento por definir lo propio de nuestra filosofía llevando con radicalidad, las tesis del movimiento de la filosofía mexicana.[9]

De esta diáspora saldría Leopoldo Zea a confirmar posteriormente el movimiento de la filosofía latinoamericana de la cual se convirtió –como todos sabemos- en promotor y principal representante. Luego desarrolla la filosofía del tercer mundo al conocer las regiones de África y Asia e incorporarlas a su reflexión hasta caracterizar la filosofía de la liberación dado que  -comprendió Zea- México, Latinoamérica y el tercer mundo comparten problemas de dominación y dependencia ancestrales por el hecho de haber sido colonias y, por lo mismo, su filosofía debe buscar la cancelación y superación de ese estado con la liberación.

En cada país latinoamericano encontró Zea, problemas semejantes, así como características que nos identifican regionalmente y por supuesto otros hombres y filósofos que tenían iguales preocupaciones y se unieron a la conformación de la filosofía propia, latinoamericana.

Espero con lo anterior haber mostrado la relación entre la filosofía mexicana y la latinoamericana; de la misma forma si estudiamos las filosofías de otros países encontramos semejantes relaciones y desarrollos con sus variantes específicas por supuesto. Tal es el caso también de la filosofía hispánica.

En cuanto a sus problemáticas como movimiento, aunque consolidadas como  filosofías (hoy ya no se les niega ese carácter) requieren de manera innovadora de  difundirse y ampliarse en el interior por un lado; y por otro a fortalecer sus  aparatos teóricos para enfrentar las nuevas formas como se presenta la realidad. Por ejemplo, la filosofía mexicana ya no requiere o al menos no debe buscar reconocimiento al exterior sino buscar la difusión y reconocimiento hacia el interior. Aún son muchos los mexicanos que desconocen nuestra filosofía y sus

aportes. Y se presentan como obstáculos epistemológicos para su desarrollo los problemas de si es filosofía o no, de su originalidad o autenticidad, el si es particular o universal etc. Todos estos problemas ya han sido resueltos por nuestros filósofos[10], pero por desconocimiento de la historia de la filosofía mexicana, se siguen manteniendo al interior obstaculizando teóricamente su avance y a veces dando pasos atrás sobre el terreno ganado. Por ello considero que la filosofía mexicana está en paralelo con su enseñanza y difusión al interior de nuestras instituciones educativas, en su relación con la sociedad y en el tratamiento de nuestros más urgentes problemas, claro desde la óptica filosófica para que no se convierta en pura sociología o política.

En ese sentido me parece que se deben seguir otras estrategias para realizar lo que nuestras filosofías proponen; a) la concientización al interior de las pueblos latinoamericanos, de nuestras posturas y argumentos frente a las problemáticas que se viven, b) la actualización de nuestro discurso filosófico frente a la evolución de la realidad y sus problemáticas.

En resumen. La filosofía mexicana requiere ser difundida y enseñada en el interior, con los connacionales, pues uno de sus principales obstáculos consiste en el desconocimiento general que se tiene de ella. Principalmente pero no únicamente.

Nuestra filosofía, consolidada ya pero enfrentada a la realidad del sistema globalizado requiere también desarrollar otras estrategias argumentativas acordes con las nuevas formas como evoluciona la realidad y como se presentan los nuevos problemas.

II. Los núcleos teóricos de la filosofía mexicana (y latinoamericana).

Si se pudiera hacer una descripción de la filosofía mexicana –y latinoamericana- para entender por donde están sus esfuerzos programáticos más constantes, a mi juicio, se podría hacer describiendo núcleos teóricos, base de su desarrollo. En ese sentido encuentro tres núcleos teóricos que a continuación describiré.

a)    Núcleo epistemológico.

b)   Núcleo de la historia de las ideas.

c)    Núcleo de desarrollos filosóficos propios

Por núcleo epistemológico comprendo el conjunto de los filosofemas que se han construido para dar fundamento al conocimiento que la filosofía mexicana –y latinoamericana- aporta como tal, como filosofía y como mexicana o latinoamericana.

Este núcleo considera, desde mi perspectiva, todo lo que la filosofía ha elaborado como movimiento que primero se ha cuestionado su posibilidad, después su originalidad o autenticidad, luego su búsqueda de reconocimiento, hasta la actualidad en donde se encuentra consolidada.

Por núcleo de la historia de las ideas comprendo el conjunto de sus propuestas metodológicas para proceder a historiar su pasado –armados con los fundamentos del núcleo epistemológico- y a los productos filosóficos de ese esfuerzo que constituye las diversas expresiones históricas de la filosofía en México y los países latinoamericanos.

 Por núcleo de desarrollos filosóficos propios comprendo las filosofías particulares de nuestros filósofos que no se refieren ni a su fundamentación de filosofía, ni a las historias de ellas, sino a sus reflexiones propias.

Por supuesto que hay casos en que las reflexiones de una filosofía pueden interconectar todos los núcleos que en otros se muestran separados; pero en general creo que la representación de estos núcleos cubren la amplitud de desarrollo de la filosofía latinoamericana y mexicana.

En el núcleo epistemológico por ejemplo se encuentran todas las reflexiones sobre el concepto de filosofía, su naturaleza, función y características entre nosotros, lo que ha posibilitado su fundamentación de filosofía.

Frente a la asepsia y purismo de lo teorético sostenido por la mayoría de las filosofías occidentales, la filosofía mexicana y latinoamericana aceptan su función ideológica  y política. Frente a la filosofía occidental en general que niega calidad de filosofía original a todo aquello que no se le parezca, la filosofía latinoamericana ha mostrado su aporte, autoridad y su carácter filosófico.

En el núcleo de la historia de las ideas se encuentran todas las aportaciones que sobre la forma de rescatar, historiar y encontrar lo filosófico, la filosofía en nuestro pasado intelectual o de pensamiento se han dado. Dije que armados de todo el arsenal teórico que posibilita el núcleo epistemológico. Ya con otra idea de la filosofía, su naturaleza, características y función entre nosotros, se puede ir al pretérito y “encontrar” e historiar nuestros desarrollos filosóficos.

Por ejemplo véase cómo antes de Ramos no hay incorporación de los filósofos precolombinos y aún él, aunque dedica el primer capítulo sobre la filosofía náhuatl duda que sea una “filosofía propiamente dicha”, pero tiene el mérito de incorporarla a su historia de la filosofía en México. A partir de 1954 León Portilla publica su libro La filosofía Náhuatl. Este dato comprueba cómo al ir fundamentando las bases epistemológicas sobre nuestra filosofía, posteriormente se puede con esa base hacer nuevos avances. Hoy ya podemos hablar de filosofía mixteca, tojolabal, quiche y maya en general con autores como Ignacio Ortiz, Carlos Lenkersdorf, Josef Eastermann o Miguel Hernández.[11]

Un asunto interesante en esta historia de la filosofía en México, es que se ha escrito por lo general como una historia de influencias. Hubo filosofía aquí porque se trajo la influencia de la escolástica, el positivismo, la filosofía francesa, alemana, etc.; tuvimos criollos ilustrados porque se trajo el pensamiento de Voltaire y Rousseau y con su influencia se posibilito  la independencia, etc.

También hay historias que tratan de pasar de la filosofía en México (el de influencias) a la filosofía mexicana, que destaque lo propio o el aporte de México. Son historias donde se reconoce algo diferente, algo peculiar, cómo se adapta y asimila la filosofía aquí destacando el aporte nuestro para llamarle filosofía mexicana. Pero también, a mi juicio debemos desarrollar otro tipo de historia de la filosofía mexicana que, sin excluir las otras formas, sea una historia de creación, de un desarrollo no influenciado, sino por llamarle de alguna manera autóctono, interno, autónomo.

Pienso por ejemplo en el libro de Villoro, El proceso ideológico de la revolución de la independencia donde nos describe cómo la realidad de finales del siglo XVIII y principios del XIX se imponía de tal forma que, con influencia o no de los teóricos ilustrados, la revolución se perfilaba en curso, como un movimiento con  hondas problemáticas sociales y más que una revolución política se  trató de una revolución social.

Así pues el núcleo de la historia de las ideas, o de la historia de la filosofía mexicana, para no privilegiar sólo las ideas, es un renglón destacado e importante en la consolidación de la filosofía mexicana y latinoamericana. Decía el Mtro. Rafael Moreno que la filosofía mexicana y latinoamericana son, en la medida que se escriba también su historia.[12]

En cuanto al último núcleo el de los desarrollos propios de los filósofos. Se constituye con los esfuerzos por dar a luz la filosofía de cada cual, su filosofía.

Valida este núcleo el hecho de que no debemos (aunque sí se puede) quedarnos solo en el fundamento epistemológico o sólo en el de la historia. Incluso es a veces difícil que se den los tres aspectos o núcleos en un solo filosofo, difícil pero no imposible. Si me quedase sólo en el mundo epistemológico aporto a la corriente, la defiendo y  continuo si gustan como escuela, muy necesario por cierto, pero no digo, no expreso mi filosofía.

Si hago historia de ella, rescataré autores y filósofos pasados contribuiré a dar otros enfoques o interpretaciones, quizá llene algunas lagunas, pero igualmente aunque haga mi aporte no expreso aún cuál es mi filosofía. No se malinterprete, seguimos requiriendo patriarcas, forjadores, consolidadores  -usando la terminología de Miró Quezada[13] -, pero necesitamos aún más, creadores de filosofía.

Los filósofos historiadores de la filosofía también son necesarios pero para que estos tengan tarea en el futuro al historiar la filosofía mexicana, necesitamos filósofos creadores en el presente.

Así, además de reflexionar sobre la filosofía mexicana y latinoamericana aportado el núcleo epistemológico; de tomar algún autor o época para aportar al núcleo de la historia de la filosofía propia, debemos hacer el esfuerzo por desarrollar nuestra filosofía, la propia de cada quien. Así lo hicieron Caso con su existencialismo cristiano, Vasconcelos con su monismo estético, Ramos con su filosofía del mexicano y su nuevo humanismo, Gaos con su filosofía de la filosofía y su perspectivismo ontológico, los hiperiones con la filosofía de lo mexicano, Uranga con la ontología del mexicano, Portilla con su fenomenología del relajo, Zea con la filosofía del compromiso, la filosofía latinoamericana, la filosofía del tercer mundo, la filosofía de la liberación, Villoro con su filosofía crítica del indigenismo, su epistemología y el multiculturalismo. Y si se nos permite incluirlos, con la bioética de Juliana González, el neobarroco de Bolívar Echeverría, la filosofía de la Praxis de Adolfo Sánchez Vásquez, la filosofía del género de Graciela Hierro, la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot, etc.

Para finalizar esta introducción permítaseme expresar un ideal: el que la filosofía mexicana y latinoamericana fuera conocida por todos, filósofos y no filósofos, para fortalecer al interior de nuestras escuelas su difusión y enseñanza y sentar las bases que posibiliten más y mejor aplicación de la filosofía a la vida. Entendiendo a la filosofía como un patrimonio social de los mexicanos. Pero también  rescatando y enseñando al interior mismo de las escuelas de filosofía en toda la república el conocimiento de lo que en este sentido han hecho nuestros filósofos – a veces desconocidos o marginados- para fortalecer la filosofía mexicana toda. Así, tenemos mucho trabajo por delante. Así pues hay que innovar pero sobre la base de las tradiciones propias, sin ignorarlas.

En lo que sigue desarrollaré un aspecto del núcleo epistemológico, el asunto de la filosofía en México y la filosofía mexicana.

Segunda parte

III. Filosofía en México o mexicana.

En un articulo titulado «Filosofía en México y Filosofía mexicana»[14] Guillermo Hurtado comienza preguntando si existe la filosofía mexicana y señala que: «Si lo que se pregunta es si existen y han existido en México individuos dedicados a estudiar, enseñar y escribir filosofía y si existen y han existido instituciones en las que se lleven a cabo dichas practicas, la respuesta es obvia: existe la filosofía en México y lo ha hecho, por lo menos, desde el siglo XVI. Pero si lo que se pregunta es si existen propuestas filosóficas originalmente mexicanas, escuelas o estilos filosóficos nativos, comunidades de discusión que giren en torno a las ideas planteadas por filósofos de nuestro país, etc., la respuesta a esta pregunta no es obvia.»  Señala que dentro de un panorama en donde la mayoría no cree que la filosofía mexicana exista, se manejan argumentos como el de que no tiene por que existir una filosofía mexicana ya que la filosofía es universal y no tiene porque ponérsele gentilicios. También sostiene que es un prejuicio, la idea de que para que tengamos filosofía de calidad no es necesario que haya filosofía mexicana, de tal manera que sólo hace falta modernizarnos para estar a la altura de los grandes centros de producción filosófica; se trata de la idea –dice- de que: «el filósofo mexicano sea reconocido no por ser mexicano, sino por ser buen filósofo de acuerdo con criterios de calidad aceptados internacionalmente”. Afortunadamente Hurtado considera que no sólo se necesitan buenos filósofos sino que además sean buenos filósofos mexicanos. Explica:

La filosofía mexicana, como cualquier filosofía autentica, ha de partir de una reflexión sobre la realidad circundante de quien la plantea… Para que pasemos de la simple lectura y repetición acrítica de los filósofos pasados y presentes, para que a partir de esa lectura nosotros hagamos filosofía, tenemos que repensar lo leído a la luz de nuestra propia circunstancia. Quien pretenda hacer filosofía y no sólo conocer o repetir lo que han dicho otros filósofos vivos o muertos, ha de plantearse preguntas filosóficas de manera original. La originalidad… consiste en que se origine en aquel que la plantea… se requiere además de la existencia de practicas e instituciones que generen y sustenten diálogos críticos y rigurosos en torno a las problemáticas planteadas y, sobre todo, que se preserve la memoria y fomenten la renovación de dichos diálogos a lo largo del tiempo para que lleguemos a tener tradiciones filosóficas propias… Mientras no exista una filosofía mexicana, la labor filosófica en México estará condenada a la indiferencia presente y al olvido futuro.[15]

Hurtado, llama la atención de que hay quehacer filosófico en México pero este debe llevar a una filosofía mexicana y trata de sentar las bases para ello. Tomo la palabra a Hurtado y lo que sigue es mi participación en ese dialogo que señala para tratar de consolidar la filosofía mexicana. Y lo hago retomando el asunto de la filosofía en México y la filosofía mexicana.

Uno de los aspectos importantes de la filosofía mexicana consiste en hacer una fuerte crítica a todos aquellos filósofos que sólo imitan o copian las modas filosóficas de los grandes centros europeos y ahora norteamericano.

Ante ello se pide a la hora de filosofar, el que debamos tener conciencia de la imitación para dejar de hacerlo y conciencia de la propia realidad para que esta sea filosofada. Estas son dos de las columnas principales de la nueva actitud filosófica tomada por la filosofía mexicana y necesaria de hacerse extensiva al conjunto de la filosofía en México: la actitud de no copiar y la conciencia de los problemas de la realidad mexicana. Este cobro de conciencia es lo que posibilita pasar de la filosofía en México a la filosofía mexicana. Veamos.

Cuando hablamos de la Filosofía en México, entiendo la filosofía que se desarrolla en México, podemos diferenciar formas de hacerla, modos de filosofar que la constituyen al menos en dos ámbitos con tres niveles respectivamente:

1) EI ámbito de la filosofía en general

a) nivel de la filosofía general (que no universal)

b) nivel combinado de la filosofía general con la filosofía en México

c) nivel de la filosofía en México

2) EI ámbito de la filosofía en particular

a) nivel de la Filosofía en México

b) nivel combinado de la Filosofía en México con la Filosofía mexicana

c) nivel de la filosofía mexicana

Ambos ámbitos no son excluyentes, sus niveles no se refieren a superioridades o inferioridades, sino a integraciones y complementaciones; el ámbito de la filosofía general influye en el de la particular y viceversa; la filosofía en general influye y constituye a la filosofía en México y la Filosofía en México influye y constituye a la filosofía mexicana, y el proceso recíproco también vale, la filosofía mexicana, influye y constituye a la filosofía en México y esta a su vez en la filosofía general.

EI asunto se puede constatar histórica y epistemológicamente.

Históricamente, en el sentido en que se importa la filosofía europea al «nuevo continente», transplantando inicialmente la cultura precortesiana con la cultura europea y específicamente española. Así de las filosofías existentes y hegemónicas habidas en Europa, se exportan por ellos, en una primera instancia y después por nosotros, la filosofía a nuestras tierras, haciendo con su asentamiento el ámbito combinado de la Filosofía en México. En su momento, son características de este transplante de la filosofía y de sus respectivos modos de filosofar:

  • que no fue elegida sino impuesta,
  • que no atendió a nuestra propia realidad,
  • que no se imbricó o insertó con el pensamiento precedente y por lo tanto no desarrolla tradición auténtica,
  • que no aporta soluciones adecuadas, sino respuestas ya hechas a los problemas de otros lugares.

Y por el contrario afianzó:

  • una forma de filosofía ajena y hegemónica pretendidamente universal,
  • la cual atendía a otra realidad y problemas,
  • según tradiciones extrañas al pasado inmediato,
  • y que aplica soluciones ensayadas en otro lugar,

Este modo de hacer filosofía sentó sus reales en México y constituye un modo o forma del quehacer filosófico en esta parte del mundo. Así Filosofía en México, en este sentido, trata sobre como se ha desarrollado la filosofía europea (y actualmente norteamericana) en suelo mexicano, sea que se Ie imponga, exporte, importe, copie o imite; la cual representa, insisto, un modo de filosofar y hacer filosofía en México.

Destaca en este modo una actitud que no tiene conciencia de lo propio, de la realidad, de sus problemas y tradiciones o antecedentes, por ello algunos autores pueden hablar de una actitud dependiente, con mentalidad de colonizado, en este tipo de filosofar y hacer filosofía.

En otro momento o bien en un segundo momento, en el siguiente ámbito, ya en lo particular de México, poco a poco se va cambiando de actitud y pensamiento en el modo de filosofar y hacer filosofía aquí, cuyas características son:

  • que ahora se elige, se es electivo, dicha electividad responde en parte a
  • un reconocimiento (inconsciente al principio, consciente después) pocas veces advertido pero que ya empieza, de lo propio,
  • De la realidad concreta que nos rodea (incluyendo la identidad)
  • que ejerce la razón sobre las cosas a través de antecedentes o tradiciones propias
  • Lo que permite la adaptación y asimilación critica y recreativamente de otras filosofías como instrumento.

Lo anterior constituye, ahora en el sentido reciproco, de vuelta, ir rompiendo con la dependencia y mentalidad de colonizado (aunque no del todo aun, de otra forma no seria necesario explicar esto y todos afirmaríamos la filosofía mexicana).

En este otro sentido, la Filosofía en México permite contactos y puenteos, y de hecho permitió en la primera mitad del siglo XX, plantear la posibilidad de una filosofía mexicana (al igual que el de la filosofía latinoamericana) que sea un asunto afirmativo y propio, que de un modo de filosofar y hacer filosofía sin mentalidad de colonizado. Esta nueva actitud considera la existencia de la filosofía mexicana como un hecho histórico y en su última fase como un hecho asumido y reorientado que permite historiar su pretérito con otra perspectiva. Hasta aquí la parte histórica.

La parte epistemológica irrumpe en la historia y es a partir de esta conciencia de la posibilidad que tiene lo propio, cuando surge el movimiento para fundamentar la filosofía mexicana, primero y posteriormente latinoamericana. Es en este momento que se inicia la reconstrucción histórica de nuestras filosofías y que cobran sentido los estudios de cada época dando como resultado investigaciones sobre la filosofía náhuatl, maya e inca entre las principales del periodo prehispánico, de la filosofía novohispana a lo largo de toda la época colonial, de la filosofía moderna en América y el México preindependiente, independiente y postindependiente, en el siglo XIX y hasta la actualidad.

Se apoya en la historia de las ideas, fundamenta metodológicamente esa indagación pretérita, por medio de la filosofía de la filosofía se rehace de una idea de la filosofía (que devela la pseudouniversalidad de la hegemónica forma de filosofar y hacer filosofía entre nosotros) y a través del conjunto de aportaciones de todos los referidos inicialmente se fundamenta cognoscitivamente, epistemológicamente la posibilidad primero, la afirmación después, el desarrollo y construcción posterior y su difusión actual de la filosofía que hacemos en esta parte del mundo. Ahora bien este estado de las cosas permite, hoy desmontar la filosofía pseudouniversal, su modo de filosofar y de hacerse, influyendo y reconsiderando (si no es que reconceptualizando) la Filosofía hecha en México y América Latina, distinguiendo sus sentidos.

La Filosofía en México, al hacer consciente el modo de filosofar y hacer filosofía puede considerarse ya como filosofía mexicana y ampliarse a corrientes diversas.

Vale decir que se hace filosofía mexicana si se es consciente de estos modos de filosofar y se prefiere el más autónomo e independiente, crítico y propio, no importando si se es analítico, marxista, neotomista, etc., y participar con propia voz y aporte en la filosofía general.

Como se ve partimos de la filosofía general, se produce la filosofía en México, de esta se origina la filosofía mexicana, la cual regresa y reflexiona la filosofía en México y ya de otra forma, reconceptualizada, esta se relaciona nuevamente con la filosofía general. En una forma no hegemónica, dialogante, respetuosa, plural, diversa, pero también en comunidad critica entre nosotros mismos e igualmente frente a los externos. Con esas pretensiones al menos, pues el sistema mundo globalizado, no nos permite ser tan ingenuos y se entiende que el proceso no será fácil, pues sigue siendo injusta e inmoral la realidad mantenida y la inconsciencia en que nos mantiene.

Quede por el momento dicho y para abonar el intercambio, que la filosofía en México hoy y como tarea para el presente siglo, a mi juicio, se encuentra ya en el camino de regreso del ámbito particular al ámbito general, pero es menester considerar que su tarea principal entre nosotros, debe ser el crear conciencia de su propio avatar y derrotero, para que se asuma en todos los profesionales de este quehacer, no el cambio de temática o corriente, sino la forma o modo como deberíamos filosofar y hacer filosofía en México hic et nunc (aquí y ahora).

 Contacto: victorico1@yahoo.com.mx


* Con este artículo del Dr. Victórico Muñoz Rosales inauguramos una serie de aportaciones de invitados especiales del Círculo de Estudios de Filosofía Mexicana, entre quienes figurarán filósofos e investigadores de la filosofía mexicana. El texto que el Dr. Victórico Muñoz nos ha cedido apareció antes en: Picos Bovio, Rolando (coord.) Filosofía y tradición. Memorias de las II Jornadas sobre Filosofía Mexicana e Iberoamericana, México, UANL, 2011, pp. 101-116.

[1] Mexicano. Licenciado, maestro y doctor en Filosofía por la FFyL de la UNAM. Actualmente es profesor de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado Filosofía mexicana: retos y perspectivas, México, Torres Asoc., 2009 e Investigaciones en Filosofía Mexicana, México, Torres Asoc., 2010. Es miembro del Círculo Mexicano de Profesores de Filosofía A.C., de la Academia Mexicana de Lógica, de la Asociación Filosófica de México y del Seminario Permanente de Filosofía Mexicana que coordina la Dra. María del Carmen Rovira.

[2]  Barreda, Gabino. “Oración Cívica” en La  Educación Positivista, México, Porrúa, 1989.

[3] Sierra, Justo. “Discurso de inauguración de la Universidad Nacional en la celebración del centenario” en Obras Completas, México, UNAM, Vol. 5, 1984.

[4] Caso, Antonio. Discursos a la Nación mexicana, México, Porrúa Hnos., 1922.

[5]  Vasconcelos, José.  Ética, México, Botas, 1939.

[6]  Ramos, Samuel. Obras Completas, México, UNAM, Vols. III (1991.) y     (   )

[7]  Gaos, José. “Dos Ideas de la Filosofía” en Obras Completas, Vol. III, México, UNAM, 2003.

[8] Gaos, José. Obras Completas, Vol. V, “El pensamiento hispanoamericano”, “Antología del pensamiento en lengua española en la edad contemporánea”, México, UNAM, 1993.; Vol. VI, “El pensamiento en Lengua española”, “Pensamiento español”, México, UNAM, 1990; y Pensamiento Filosófico hispanoamericano, México, UNAM, 1988.

[9] Salmerón, Fernando. “ Los filósofos mexicanos del siglo XX”, en Estudios de historia de la filosofía en México, México, UNAM, 1985; Hurtado, Guillermo. (comp.) El Hiperión. Antología,  México, UNAM, Biblioteca del Estudiante Universitario No. 141, 2006.

[10] Vid. Muñoz R., Victórico. “Los problemas teóricos” en Filosofía Mexicana y Hermenéutica analógica, México, UNAM, Tesis de Maestría, 2005.

[11]  Ortíz, Ignacio. Filosofía andina y Mixteca (Ñuu Savi). Estudio comparativo, México, UNAM, Tesis de doctorado, 2007; Lenkersdorf, Carlos. Filosofar en clave tojolabal, México, M.A. Porrúa, 2005; Hernández, Miguel, El pensamiento Maya actual en Chiapas, México, UNAM, Tesis de Maestría, 2005; Eastermann, Josef. “Filosofía quechua” en Dussel, Enrique, Mendieta, Eduardo y Bohórquez, Carmen. (Eds.) El pensamiento filosófico Latinoamericano, del Caribe y “latino” (1300-2000), México, S XXI-CREFAL, 2009. En este último también se encuentran estudios sobre filosofía mapuche y guaraní.

[12] Moreno, Rafael. “¿Filosofía mexicana para el año 2000?” en Durán Amavizca, Norma Delia (comp.) Actha Filosofica Mexicana, México, FFyL-DGAPA-UNAM, Col. Jornadas, 2000.

[13] Miró Quezada, Francisco. Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano, México, FCE, 1984 y Proyecto y  realización del  filosofar latinoamericano, México, FCE, 1988.

[14] Hurtado, Guillermo. “Filosofía en México y Filosofía mexicana” en Logos, Universidad La Salle, año 31, No. 92, 2003, pp. 69-77.  Existe una ampliación de sus ideas en la Primera parte de su libro El Búho y la Serpiente, Ensayos sobre la filosofía en México en el siglo XX, México, UNAM, 2007. En lo que sigue me referiré al primer documento.

[15]   Ibid., pp. 70-72.

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. HERNANALVARO PEREZ PEREZ dice:

    ES IMPORTANTE CONOCER NUESTRAS RAICES Y SOBRE LA BASE DE NUESTRO PENSAMIENTO. ANTE UN PAIS CON GOBERNANTES CON POCA CAPACIDAD INTELECTUAL ES NECESARIO VOLVER A LAS FUENTES Y RETOMAR LA BASE DE NUESTRA SISTEMA POLITICO Y EDUCATIVO QUE FUERON DONDE SE SIMENTARON LO HOY SE HA CORROMPIDO.

  2. Andres dice:

    Pues yo quisiera hacer una pequeña publicidad si en algún caso necesitan algo sobre filosofía colombiana.
    http://filosofombia.blogspot.com.co/
    Saludos.

    1. CEFIME dice:

      Qué tal Andrés.
      Qué gusto que nos escribas. Desde luego, checaremos la página y la incluiremos en nuestra sección de sitios afines. Es importante conocer los esfuerzos que se realizan en toda nuestra América por el cultivo de una filosofía propia. Recibe muchos saludos de cada uno de nuestros miembros.
      Círculo de Estudios de Filosofía Mexicana.

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