85 años del nacimiento de Carlos Pereyra Boldrini

Por Moisés Rodríguez Rosales

Nacido en la Ciudad de México, fue uno de los intelectuales más destacados de la segunda mitad del siglo XX. Orientado siempre a la izquierda política, no sólo contribuyó enormemente al pensamiento filosófico del marxismo mexicano, sino que sus reflexiones, rigurosas, profundas y mirando siempre el contexto en el que se desenvolvía, permiten comprender con claridad la realidad política y filosófica del México de esa mitad de siglo. En su obra, Pereyra logra construir, con la gran precisión analítica que lo caracteriza, conceptos, herramientas teóricas que le ayudan a pensar y entender mejor los problemas que la realidad le presenta. Estas herramientas son uno de los aportes más contundentes e importantes de la obra de Pereyra para el análisis actual de la realidad mexicana.

En su actividad política destaca su participación en el Partido Comunista Mexicano, además de la Liga Comunista Espartaco y el Movimiento de Acción Popular (MAP) que, junto a otros grupos, conformaría el Partido Socialista Unido de México (PSUM).

Además de sus libros Política y violencia (1974), Configuraciones: teoría e historia (1979) y El sujeto de la historia (1983) elaboró muchísimos ensayos en los que plantea críticas importantes a temas diversos como el «socialismo real» o la situación política mexicana de las décadas de los 70 y 80.

Para Pereyra, el marxismo no sólo es una ideología, sino una “Ciencia de la historia”, un sistema que permite interpretar y explicar la realidad y, al ser la realidad algo cambiante en cada caso, esto permite que sea una ciencia inacabable. Sin embargo, el llamar “ciencia” a la historia no significa, en modo alguno, que va a predecir hechos, la función de la ciencia histórica no es predecir, sino explicar; la función de la historia es explicar el o los caminos que llevaron a un acontecimiento histórico concreto.

Por ejemplo, cuando hace un análisis de la tesis marxista de la clase obrera como portador de la “misión histórica” del comunismo, trata de establecer las diferencias entre sujeto social, sujeto político y sujeto de clase. Dice que el problema con la tesis marxista es que considera que sujeto social y sujeto de clase son lo mismo y que, como efecto de las contradicciones del sistema capitalista, este sujeto se constituye en automático como sujeto político.

A su juicio, las ideas revolucionarias y la ideología socialista no necesariamente se desarrollan en los sujetos de la clase obrera, como si fuera un proceso automático, sino que son la conciencia de la realidad y los procesos de una determinada estructura económica, política y social lo que permite el desarrollo de esa ideología. Esto quiere decir que la conciencia, la postura ideológica de un sujeto, su acción individual y política no están absolutamente determinadas por su posición de clase, sino que parten de la mencionada conciencia, de un conjunto de ideas acerca del mundo y de la estructura social y sí, también de su ciencia dentro de ella.
Es decir, como sujetos sociales tienen una ideología, pero ésta no necesariamente corresponde a la posición de clase ni les constituye como sujetos políticos.

Reflexiones acerca del concepto e implicaciones de la democracia en México y en general, se pueden encontrar en el libro póstumo Sobre la democracia (1990) que recopila numerosos artículos que Pereyra publicó tanto en revistas especializadas como en periódicos y otros diversos lugares. Pueden encontrar la reseña de Sobre la democracia AQUÍ.

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