
compañeros le acondicionaron en el suelo de la escuela zapatista en la que pernoctaban. Se cubrió del frío con el saco gris con el que invariablemente se vestía y renunció a quitarse los zapatos tenis que regularmente calzaba.la realización, aquí y ahora, hoy, de la verdadera utopía. Ellos lo escogieron como uno de sus pocos interlocutores permanentes. Don Luis, doctor, maestro le llamaron los insurgentes a lo largo de los años. Lo mismo hicieron las organizaciones indígenas independientes, dirigentes sociales e intelectuales que lo frecuentaban.
caminar hacia un orden mundial diferente, y, aun, opuesto al capitalismo mundial.