Conmemorando a Ignacio Ramírez: intelectual liberal

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Por Brenda Noemí Reyes Méndez*

Ignacio Ramírez fue una figura central del pensamiento político liberal mexicano del siglo XIX. Ideólogo y ejecutor de las Leyes de Reforma, hombre de pensamiento y acción. Ocupó cargos como secretario de Gobierno de Sinaloa y legislador. Participó como constituyente por el estado de Sinaloa a partir de 1856 donde influyó de forma decisiva en la redacción de la Constitución Política de la República Mexicana de 1857.

Entre sus contribuciones para beneficio público, se encuentra la transformación de la Biblioteca Palafoxiana a pública en la ciudad de Puebla, la creación del ferrocarril de Veracruz a la Ciudad de México y la fundación de la primera Sociedad Mutualista de Escritores Mexicanos junto a Ignacio Manuel Altamirano.

Destacó como bibliófilo, historiador, profesor e intelectual autodidacta, como periodista y precursor de la reforma fue perseguido y encarcelado en al menos cinco ocasiones por sus ideas progresistas. Su curiosidad intelectual, le llevó a formarse en “Matemáticas, Física, Química, Astronomía, Geografía, Anatomía, Fisiología, Historia Natural, Jurisprudencia, Economía Política, Historia de México, Historia general, Filología, todo, hasta Teología escolástica le era familiar”[1], y a escribir sobre las disciplinas antes mencionadas además de Filosofía, Sociología, Lógica, Educación, Astronomía, Retórica, Lingüística, Literatura, Poesía, Ensayos y Discursos.

Originario de San Miguel el Grande, Guanajuato, México, Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada el “Nigromante”, nació un 22 de junio de 1818. Educado con las ideas liberales y patrióticas gracias a su padre Don Lino, desde muy joven se formó en la tradición liberal de corte puro. Se trasladó a la Ciudad de México para continuar sus estudios en el Colegio de San Gregorio, teniendo 17 años. En 1836 fue aceptado como socio de número en la Academia de San Juan de Letrán, donde dictó su tesis: “No hay Dios; los seres de la Naturaleza se sostienen por sí mismos”. Se desempeñó como profesor en el Instituto Científico y Literario del Estado de México.

Su pseudónimo: “el Nigromante”, nos dice María Teresa Bermúdez que es “el que ejerce la nigromancia, arte de adivinar lo futuro evocando a los muertos, magia negra o diabólica”[2], por su parte, Luis de Tavira comenta que hace referencia a la “adivinación del futuro en la auscultación de los cadáveres”[3]. Sin embargo, este pseudónimo lo adoptó como recurso satírico ante la sociedad conservadora de aquella época, tras firmar artículos críticos en el periódico Don Simplicio, fundado por Ignacio RamírezGuillermo Prieto y Vicente García Torres.

Con erudición e ironía, apuntó a favor de la República, la Libertad y la Reforma con una fuerte crítica social, señalando los males del México de su época. Escribió en defensa de la mujer y los indígenas, a favor de la educación laica y la divulgación de la ciencia. En lo que respecta a las lenguas originarias, estuvo a favor de la educación en sus lenguas indígenas y compiló un diccionario español-náhuatl, además realizó ilustraciones del códice Ramírez “veinte años antes de que supuestamente José F. Ramírez lo descubriera”[4].

A la edad de 61 años, en su domicilio en Ciudad de México, fallece un 15 de junio de 1879 a causa del mal de Addison, edema cerebral y enfisema pulmonar. En su lecho de muerte se encontraba su hermano el general Juan Ramírez Calzada, su amigo Ignacio Manuel Altamirano, su madre Sinforosa Calzada y sus cinco hijos adolescentes: Ricardo, Román, José, Manuel y Juan Mauricio Ignacio Ramírez Mateos. Pasadas las 20 horas de la noche, el presidente Porfirio Díaz e Ignacio L. Vallarta descienden de un carruaje elegante en el domicilio del Nigromante para notificarles a la familia que el funeral será costeado por el gobierno mexicano, ya que Ramírez murió en la honradez y en la pobreza. A la mañana siguiente, el cuerpo fue trasladado a la Cámara de Diputados donde se le dio su último adiós; asistió el pueblo mexicano de todas las clases sociales, las sociedades científicas y literarias, sociedades caritativas, prensa, masones y diplomáticos; hasta Justo Sierra acudió en representación de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. El cadáver fue trasladado al panteón del Tepeyac, “el féretro fue cargado en hombros por dos miembros de su familia, dos de la suprema corte, dos más de la sociedad masónica y un par extra por la Sociedad de Geografía y el Liceo Hidalgo. El presidente de la República y algunos otros ministros también acompañaron aquel lastimoso grupo hasta el pie de la fosa”[5]; dicho funeral tuvo más presencia, superando al de Benito Juárez. El 6 de octubre de 1934, sus restos se trasladan a la Rotonda de las Personas Ilustres, rindiendo homenaje a su compromiso como impulsor de la reforma. 

Su legado e influencia quedó plasmada en sus más de cientos de artículos escritos; primero recopilados y publicados en dos tomos por Ignacio Manuel Altamirano en 1889 a través de la Secretaría de Fomento y casi cien años más tarde, David R. Maciel y Boris Rosen Jélomer, compilaron su obra en ocho volúmenes publicada por el Centro de Investigación Científica “Ingeniero Jorge A. Tamayo, A. C.”, a partir de repositorios nacionales y extranjeros.

*Brenda Noemí Reyes Méndez es Presidenta de la Comunidad Mexicana de Estudiantes de Filosofía (COMEFI).

Bibliografía:

  • Altamirano, Ignacio Manuel. “Biografía de Ignacio Ramírez” en Obras de Ignacio Ramírez. Tomo I. México: Oficina TIP. De la Secretaría de Fomento, 1889.
  • Arellano, EmilioIgnacio Ramírez, El Nigromante. Memorias prohibidas. Segunda edición. México: Planeta, 2018. 
  • Bermúdez de Brauns, María Teresa. “Introducción” en Bosquejos de educación para el pueblo: Ignacio Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano. México: Secretaría de Educación Pública, Subsecretaría de Cultura, Caballito, Consejo Nacional de Fomento Educativo, 1985.
  • Brito Guadarrama, Baltazar y Juan Carlos Franco Montes de OcaIgnacio Ramírez. 200 años de “El Nigromante”. México: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, 2018.
  • Ignacio Ramírez. Obras completas de Ignacio Ramírez “El Nigromante”. Tomo I. Primera edición. México: Centro de Investigación Científica ING. Jorge L. Tamayo, A.C. 1984.
  • Tavira, Luis de. “Ignacio Ramírez, dramaturgo”, en Obras completas de Ignacio Ramírez “El Nigromante”. Tomo V. México: Centro de Investigación Científica ING. Jorge L. Tamayo, A. C. 1987.

[1] Altamirano, Ignacio Manuel. “Biografía de Ignacio Ramírez” en Obras de Ignacio Ramírez. Tomo I. (México: Oficina TIP. De la Secretaría de Fomento, 1889). P, XI.

[2] Bermúdez de Brauns, María Teresa. “Introducción” en Bosquejos de educación para el pueblo: Ignacio Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano. (México: Secretaría de Educación Pública, Subsecretaría de Cultura, Caballito, Consejo Nacional de Fomento Educativo, 1985). P, 10.

[3] Tavira, Luis de. “Ignacio Ramírez, dramaturgo”, en Obras completas de Ignacio Ramírez “El Nigromante”. Tomo V. (México: Centro de Investigación Científica ING. Jorge L. Tamayo, A. C. 1987). P, V.

[4] Arellano, Emilio. Ignacio Ramírez. El Nigromante, memorias prohibidas. Segunda edición. (México: Planeta, 2018). P, 185.

[5] Brito Guadarrama, Baltazar y Juan Carlos Franco Montes de Oca. Ignacio Ramírez. 200 años de “El Nigromante”. (México: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, 2018). P, 58.

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