El 9 de junio de 1760, en Ciénega del Rincón, superintendencia de Aguascalientes (Hoy Ciénega de Mata, Jalisco) nace Francisco Primo de Verdad y Ramos. Hay pocos datos relevantes sobre su infancia en el antiguo Reino de Nueva Galicia; su nombre comienza a escribir su historia a su llegada a la Ciudad de México, para ingresar en el Colegio de San Ildefonso, donde cursó estudios de leyes, para posteriormente obtener el título de abogado en el Real Colegio de Abogados en 1784.

En el convulso año de 1808 fue designado miembro de la Real Audiencia y síndico del Ayuntamiento de la Ciudad de México. Fue en este cargo que le sorprendió la irrupción del imperio napoleónico a las tierras españolas de la península; ante la crisis, en unidad con otros integrantes e intelectuales de la época como Melchor de Talamantes y Francisco Azcárate, le proponen al virrey Iturrigaray declarar el interregno y constituir el ayuntamiento en Junta provincia con las facultades propias de un territorio autónomo e independiente con capacidad jurídica y protector de la soberanía.

Verdad, era un abogado insigne en el foro mexicano, dotado de una gran elocuencia y de un extraordinario valor civil. Habló, habló, pero con todo el fuego de un republicano; habló de patria, de libertad, de independencia, y por último proclamó allí mismo, delante del virrey y del arzobispo y de la audiencia, y de los inquisidores, el dogma de la soberanía popular. Aquella fue la primera vez que se escuchó, en reunión semejante, la voz de un mexicano llamando soberano al pueblo

Vicente Riva Palacio, el libro Rojo (1520-1867) tomo II, p.43

Ante la amenaza de una independencia total del reino español, el 15 de septiembre por la noche, un grupo de 300 españoles con apoyo del arzobispado y al mando del comerciante Gabriel Yermo, toman presos a Iturrigaray junto con sus hijos y a los integrantes del ayuntamiento que se mostraron a favor de la autodeterminación del virreinato novohispano. Todos ellos fueron recluidos en las cárceles del Arzobispado en la Ciudad de México.

Estando en prisión, por causas aún desconocidas, Primo de Verdad y Ramos murió el 4 de octubre de 1808.Sin embargo, en su encierro escribió un documento que sería conocido como Memoria Póstuma del Síndico del Ayuntamiento de México. Lic. D. Francisco Primo de verdad y Ramos, en que, fundado el derecho de Soberanía del pueblo, justifica los actos de aquel cuerpo, fechado el 12 de septiembre de 1808

Dos son las autoridades legítimas que reconocemos, la primera es de nuestros Soberanos, y la segunda de los Ayuntamientos aprobada y confirmada por aquellos. La primera puede faltar faltando tos Reyes y de consiguiente falta en los que la han recibido como una fuente que mana por canales diversas; la segunda es indefectible, por ser immortal el pueblo, y hallarse en libertad no habiendo reconocido otro soberano extrangero que le oprima con la fuerza, y á quien haya manifestado tacita ó expresamente su voluntad y homenage

Francisco Primo de Verdad, Memoria póstuma del síndico del Ayuntamiento de México.

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