Esa extraña filosofía que los supuestos creadores de la filosofía miran con enojo y si acaso, con ojos de misericordia.
A ningún griego se le ocurrió preguntarse por la existencia de una filosofía griega, así como a ningún latino o medieval, ya fuese francés, inglés o alemán, se le ocurrió preguntarse por la existencia de su filosofía; simplemente pensaban, situaban, definían, esto es, pura y simplemente filosofaban. Esa extraña filosofía que a sus propios creadores y herederos en Latinoamérica llena de complejos. ¡Esto no puede ser filosofar, esto no puede ser filosofía! se dicen a sí mismos. ¿Qué clase de hombres somos que no somos capaces de crear un sistema?…[1]
Leopoldo Zea
Sin duda, ya más por costumbre, que por convencimiento, a muchos de nosotros nos ha resultado del todo ordinario ser partícipes del ninguneo que se le ha venido haciendo desde antaño a nuestra filosofía mexicana, latinoamericana, e indígena; o cualquiera otra que simplemente sea no-europea. De ahí que, hasta nuestros días, en la academia y en las aulas de las universidades de todo México, se siga hablando de “la filosofía”, de la “única filosofía” que es la europea. Pero la pregunta después de esto sería que si los franceses hacen filosofía para Francia partiendo desde la realidad francesa y para los franceses; lo mismo que los alemanes, los ingleses, y los italianos, ¿qué es lo que a nosotros, los mexicanos, nos ha hecho falta para dar ese salto?
Por ello, hoy es tiempo de voltear la mirada y empezar a comprender lo que nuestros antepasados creyeron y defendieron como filosofía propia. De ahí que haya que insistir en que al igual que cualquier civilización europea o de cualquier otro sitio, la pregunta por el ser, por los dioses, por la finitud, etc…, no son exclusivas de ninguna cultura en especial. Pues todas y cada una de ellas se preguntan, se cuestionan y defienden ideas a cerca de sus propias realidades, y a cerca de su entorno; como es el caso de la filosofía de los sabios nahuas; quienes no sólo hicieron afirmaciones de lo que entendían por principio supremo, sino que de la misma forma, se plantearon al igual que el resto de la culturas, los problemas sobre la existencia y naturaleza de la divinidad y el más allá.
[1] Zea Leopoldo., La Filosofía americana como filosofía sin más., Editorial siglo veintiuno editores., vigésima edición en español, México 2005.
A veces pienso que no se necesita de la academia para validar un pensamiento como filosófico. Para la academia, un pensamiento es filosófico si le conviene, o si tal pensamiento es a fin a su poder. Mientras vea algo que la desbanque, la negará y le cerrará las puertas de sus pulcras instituciones.
¿Acaso para mirar a la sabiduría ancestral necesitamos de la elite académica?
Esa elite ya fue, son tiempos en que la sabiduría ancestral recobrará vida y mucho más.
Saludos